CAPÍTULO
21: ¡A POR LA VICTORIA!
Los Phantom se separaron en dos grupos siguiendo la estrategia que Bill había diseñado para el conflicto que se avecinaba. Annie tomó su rifle de francotirador y comenzó a avanzar hacía Sal'Irah, donde su maestra, Alaria, estaba siendo asediada por el ejército de Belazar y los guerreros Dauroni.
Tommy sería el compañero
que la ayudaría a completar su misión, acompañado por la líder de los adalides
rúnicos, Phina, que se había ofrecido amablemente a ayudar en esta cruzada para
recuperar Endalar, aunque la verdadera razón por la cual había accedido era
obviamente para proteger a Tommy de los enemigos.
Phina preparó una runa de
agilidad que les permitiría llegar a la zona del conflicto en cuestión de
segundos. Antes de lanzarse en una carga suicida contra el enemigo, planearon
la estrategia a seguir mientras Tommy preparaba algunos de sus brebajes más
inestables y peligrosos de su repertorio.
Una vez allí, Tommy
lanzaría un par de frascos potenciados con runas de amplificación, lo cual
debería erradicar prácticamente a todos los enemigos del mapa, pero dado que
los enemigos a los que enfrentaban distaban mucho de ser convencionales,
dracónidos y muertos vivientes, la siguiente fase la protagonizará la habilidad
de Annie como francotiradora.
Aprovechando las
habilidades que le enseñó la cazadora de vientos, acabará rápidamente con los
enemigos que hayan sobrevivido a los artefactos de Tommy, y aprovechará la
confusión para cambiar de posición con presteza, desde donde lanzará un segundo
ataque y se asegurarán la victoria.
Phina se encargará de
sembrar el campo de batalla con runas explosivas, así como también sellar a los
muertos vivientes que se resistan a regresar a su eterno descanso. Parecía un
plan sólido, pero el exceso de confianza puede ser fatal incluso para el más
veterano de los guerreros, por lo que irían con pies de plomo ante cualquier
contingencia o imprevisto que no hubieran contemplado.
Drew junto con Frain,
Freya, y por supuesto Bill, formarían el segundo grupo que se infiltraría en la
ciudad del Sol para rescatar a los magos supervivientes que los Dauroni tenían
cautivos. Como fuerza adicional contarían con la ayuda de Ered y Whiska,
motivados por saldar una deuda pendiente con los nuevos invasores.
Ered y Whiska actuarían
como distracción y harían saltar las alarmas en la puerta principal, atrayendo
al mayor número de guerreros Dauroni que sea posible mientras el resto del
equipo se infiltra en la ciudad por una ruta secreta que Ered usaba siempre
como vía de escape.
La vida de Ered y Whiska
dependían de la velocidad con la que se llevara a cabo la operación de rescate,
de lo contrario los Dauroni superarían ampliamente en número a los dos y las
posibilidades de escapar de ese escenario con vida según los cálculos de Bill,
eran tan solo del tres por ciento.
Con las nuevas armas
encantadas con el poder de Magmoria, los Phantom serían capaces de pasar a la
ofensiva y derrotar a Belazar y sus lacayos, pero para ello será necesario que
los habitantes de Endalar y los de la superficie trabajen juntos para alcanzar
la victoria.
Phina activó la runa de
agilidad confiriendo a los tres una velocidad sobrehumana que permitió llegar
al campo de batalla de Sal'Irah en tan solo tres segundos. El exceso de velocidad
aturdió los sentidos de Annie y Tommy durante un breve instante, tras el cual
abrieron los ojos y se prepararon para ejecutar el plan.
Lo que vieron allí fue un
escenario tétrico y desolador, una tierra completamente calcinada usando los
cadáveres putrefactos y descompuestos de los muertos vivientes como abono, que
lejos de estar muertos parecían estar agonizando y suplicando que alguien
pusiera fin a su tormento.
Annie contempló la lúgubre
escena con frialdad y dio la orden a Tommy para que iniciara la operación. La
única forma de acabar con el sufrimiento de aquellas pobres almas atormentadas
era desintegrar sus cuerpos para darles el eterno descanso que se merecían.
Tommy empezó a correr hacía
el campo de batalla sorteando la marea de cadáveres vivientes y abriéndose paso
entre las manos de los muertos que intentaban agarrarlo. Annie le proporcionaba
cobertura desde la retaguardia con su rifle mejorado, acabando con celeridad
con los muertos vivientes en pie y despejando el camino para Tommy, cuyo
objetivo era llegar al montículo del centro del campo de batalla, desde donde
lanzaría los dos frascos de su mezcla más poderosa.
Phina contemplaba la escena
con preocupación pero admiraba la valentía de Tommy y Annie. Empezó a colocar
runas explosivas combinadas con poderosos sellos mágicos, que extenderían la
explosión de las armas de Tommy a todo el campo de batalla y evitarían que los
muertos de la zona volviesen a alzarse de nuevo. Además preparó la runa de
teletransporte que evitaría que Tommy quedase atrapado en la explosión.
Tommy continuaba corriendo
hacía el montículo, pero las balas de Annie no eran suficientes para aplacar a
la ingente cantidad de cadáveres que se movían torpemente intentando acabar con
Tommy. Si no conseguía llegar a tiempo, los muertos vivientes se arremolinarían
en un único lugar y sería imposible escapar.
Tommy tuvo que usar varios
de sus frascos de fuego y hielo para seguir avanzando hacía su objetivo.
Producían una pequeña explosión que acto seguido se congelaba, y gracias a este
camino de fuego helado pudo deslizarse rápidamente hacía el montículo.
A pesar de la insistencia y
testarudez de los muertos vivientes, Tommy consiguió llegar a su objetivo y
avisó a Phina con una bomba de humo verde para que activara la runa de teletransporte
en su posición. La runa empezó a brillar con intensidad y Tommy lanzó los dos
frascos al aire con fuerza, uno a la derecha y otro a la izquierda, justo antes
de abandonar el montículo con el teletransporte.
A duras penas tuvieron unos
segundos para esconderse. Phina erigió una pequeña barrera mágica para
protegerlos del sonido y de la onda expansiva de la explosión. A pesar de ello,
la explosión hizo temblar todo Endalar y las dos supernovas de fuego que se
alzaron hacía el cielo se equiparaban a las del propio Sol, tanto en fuerza
como en tamaño. Incluso la ciudad de Sal'Irah que permanecía en el aire sintió
la fuerza de la explosión y fue desplazada varios metros.
Phina cambió su opinión
sobre Tommy tras ver aquella explosión. Sin duda alguna no era un niño que
necesitase protección, más bien alguien debería proteger a los demás de sus
brebajes y pociones. Por si la destrucción no fuese ya de por sí
suficientemente siniestra, el pequeño contemplaba las enormes bolas de fuego
con una sonrisa, como si estuviera viendo unos simples fuegos artificiales.
Sal'Irah y los cazadores de
vientos se encontraban en el aire sin pérdidas que lamentar. El combate no se
recrudeció tanto como para que los cazadores de vientos tuvieran que dejar sus
arcos y empuñar sus espadas. Ahora, gracias a la intervención de Tommy, Annie,
y Phina, el combate había llegado a un abrupto final y podían tomarse un tiempo
para descansar.
Salior salió de su
escondite y alzó el vuelo para reunirse con Alaria. Desde la tierra no podían
vislumbrar muy bien todo lo que sucedía en la ciudad flotante pero al cabo de
unos minutos la líder de los cazadores de vientos descendió a lomos de Salior
con una expresión de alegría y serenidad a la vez.
Alaria: Me
gustaría decir que me alegro de vuestro regreso pero... ¿qué demonios ha pasado
aquí?
Annie:
Mis disculpas, maestra Alaria, pero nos hemos visto obligados a tomar medidas
drásticas para acabar con los enemigos que asediaban Sal'Irah.
Alaria:
Drásticas desde luego, jamás había visto una explosión de semejante magnitud.
Menos mal que mis guerreros combaten desde el aire. Pero no hablemos aquí,
vayamos a mis aposentos y disfrutemos de una deliciosa comida mientras me
contáis todo lo que ha sucedido.
Annie:
Me temo que el tiempo no corre a nuestro favor, necesitamos tu ayuda
urgentemente. Es la única forma de recuperar la ciudad del Sol y liberar a los
magos supervivientes que han sido encerrados.
Alaria:
Bueno, ahora que nos habéis librado de nuestros atacantes lo justo es que os
devolvamos el favor. Decidme lo que necesitáis y lo tendréis en un instante.
Phina:
Queremos que Sal'Irah se mueva hacia la ciudad del Sol para asediarla y
liberarla de los invasores.
Alaria:
¿Pretendes que movilice a toda mi gente para liberar a un puñado de magos
encarcelados? No seas ridícula, Annie. No necesitamos a los magos de Arcan para
ganar esta guerra. Un par de explosiones más como las que habéis lanzado y los
muertos vivientes serán historia.
Annie:
No se trata solo de los muertos vivientes, Adramelech está aquí también, ya
deberías saberlo.
Alaria:
Sí, pero parece que no tiene interés en nosotros. Ha mandado a sus engendros
putrefactos para eliminarnos, pero ni siquiera se ha dignado a comandarlos.
Annie:
Los muertos vivientes no son de Adramelech, son de la mente maestra que está
moviendo los hilos de esta guerra.
Alaria:
¿La mente maestra? ¿Nuestro enemigo no es Adramelech?
Annie:
Nuestro verdadero enemigo es Belazar, el nigromante.
Alaria puso una cara de
sorpresa al escuchar ese nombre, pero en el fondo de su corazón tenía las
sospechas de que el nigromante fuese el impulsor de esta guerra. Para revivir a
los muertos hacen falta grandes conocimientos de nigromancia, y Belazar es el
único que practica ese tipo de magia.
Alaria:
Debí haberlo sabido... ese nigromante ha dado problemas desde el día que se
creó Endalar. Si Arcan lo hubiese asesinado cuando tuvo la ocasión en lugar de
desterrarlo, todo esto podría haberse evitado... pero no es momento para pensar
en el pasado, he cambiado de parecer. Annie, los cazadores de vientos ayudarán
a retomar la ciudad del Sol.
Annie:
Gracias por tu ayuda, sin ti jamás lo conseguiríamos. ¿Cuánto tiempo crees que
nos tomará para llegar hasta la ciudad?
Alaria:
Pondré a mis mejores cazadores a canalizar el hechizo de viento que desplazará
la fortaleza, pero les llevará al menos 1 hora hasta estar completamente
preparados. A partir de ahí, la fortaleza llegará a la ciudad del Sol en
aproximadamente 30 minutos.
Annie: 1
hora y 30 minutos... esperaba que pudiese ser más rápido pero supongo que no se
puede hacer nada. Solo espero que no lleguemos demasiado tarde.
Mientras la ciudad de
Sal'Irah se preparaba para poner rumbo hacía la ciudad del Sol, Drew y los
demás se encontraban ultimando los detalles de la infiltración. La explosión
provocada por Tommy no había pasado desapercibida en los alrededores de la
ciudad de los magos, y los Dauroni que patrullaban la zona se habían puesto
nerviosos, lo cual complicaba ligeramente la operación.
Ered les indicó la
ubicación de la ruta de entrada que se encontraba en las catacumbas de la
ciudad y el punto exacto por donde tendrían que salir para llegar a las
mazmorras. El camino siempre se encontraba despejado, pero les advirtió que no
se desviarán de la ruta marcada.
Una vez la infiltración del
grupo de Drew y los Phantom se haya completado y los magos hayan sido
liberados, atacaran la ciudad desde el interior mientras que, si todo va según
el plan, Sal'Irah iniciará su ofensiva desde el exterior y salvará a Ered y
Whiska en el proceso. La ofensiva debería ser suficiente como para derrotar a
todos los Dauroni y recuperar la ciudad.
Ered: Bien, este es el
lugar. Recordad lo que os he dicho y nos os desviéis del camino. No tardéis
mucho, ¿de acuerdo?
Whiska: Aguantaremos lo que
sea necesario. Buena suerte con el rescate.
Drew y los miembros
restantes de los Phantom entraron en las catacumbas sin problemas mientras Ered
y Whiska se dirigían hacía la entrada de la ciudad para armar un buen alboroto.
Las catacumbas no eran un
lugar demasiado agradable, las paredes de piedra antigua estaban llenas de
inscripciones rúnicas cuya función parecía ser evitar que se derrumbaran las
paredes, o quizás ser un sello para que los muertos no se levantaran de sus
tumbas. La humedad en el aire hacía difícil respirar y encharcaba los pulmones
de Drew y los demás transmitiendo una gélida sensación por todo el cuerpo.
Aunque intentaban hacer el
mínimo ruido posible, con cada exhalación el vaho generaba un eco que resonaba
por todas las catacumbas y sacudía el fuego de las antorchas que llevaban para
iluminar la zona. Las gotas del agua que se filtraban por las grietas de las
rocas del techo y las paredes habían anegado toda la zona con el paso de los
años, pero las hendiduras de las piedras del suelo acumulaban parte de esa agua
y se podía caminar escuchando el sonido de las vibraciones del agua como
melodía.
Por alguna razón, este
sonido lejos de ser relajante les resultaba de lo más incómodo, en medio de
unas catacumbas abandonadas, sin nadie más salvo las almas eternas que
deambulan por el lugar...
Tras 5 minutos siguiendo
las indicaciones de Ered llegaron a una gran sala circular, perfectamente
iluminada y rodeada por varias estatuas colosales con inscripciones doradas en
un idioma que no sabían descifrar. Por el aspecto de las estatuas, Drew suponía
que se trataban de antiguas leyendas del pasado, tal vez los antiguos reyes de
Endalar permanecían enterrados en aquella sala, pero eran meras especulaciones.
En algún lugar de esta sala
debería haber una escalera que condujese directamente a las mazmorras, pero a
pesar de que eran 4 personas buscando, la verdad es que no había nada que
encajase con la descripción. Bill pensó que la escalera debería estar oculta
mediante una ilusión como la que vieron antes de llegar a Endalar por primera
vez así que se pusieron a buscar algún tipo de incoherencia con el entorno.
Drew:
¿Puede ser esto?
Bill:
Mmm... parece un mecanismo antiguo. Me pregunto qué activará...
Bill colocó la mano en el
dispositivo y lo giró 180º para ver si producía algún efecto. Pero no hubo
suerte. Probó moviendo el mecanismo en diferentes direcciones y tampoco obtuvo
resultado. Frain se dio cuenta que había otro mecanismo similar en el otro
extremo de la sala y Bill se detuvo a observarlo con más detenimiento.
Bill:
Creo que ya lo he entendido. Drew, gira el mecanismo 90º hacía la derecha y yo
haré lo mismo con este pero a la izquierda.
Tras mover los dos
mecanismos simultáneamente, el suelo comenzó a temblar y una de las estatuas
empezó a girar lentamente, revelando un pequeño espacio detrás y la escalera de
la que hablaba Ered.
Drew:
Sin duda alguna Ered sabe como borrar su rastro, si Bill no hubiese venido con
nosotros aun seguiríamos buscando la escalera.
Freya:
Démonos prisa, debemos rescatar a los magos y salvar a Ered y Whiska.
Frain:
Adelante. Preparémonos para el combate. Es posible que hayan guardias vigilando
a los magos.
La escalera conducía
directamente al interior de las mazmorras de la ciudad del Sol justo como Ered
les había dicho. Solo habían dos guerreros Dauroni vigilando las celdas y
patrullando la zona, por lo que aprovecharon el factor sorpresa para acabar con
ellos antes de que pudieran dar la voz de alarma.
Las celdas en las que
tenían retenidos a los magos estaban hechas con unos barrotes especiales que
brillaban con un rojo intenso, como si fuesen acero caliente esperando a ser
moldeado en la forja. Probablemente estaban diseñados para que no pudiesen ser
abiertos con magia desde el interior.
Drew:
Parece que estos dos guardias no tenían la llave así que habrá que pasar al
plan B. Frain. Freya, es hora de que uséis un poco de vuestra... magia
tradicional.
Freya hizo señas a los
magos de la celda para que se alejaran de la puerta y acto seguido propinó un
fuerte puñetazo a la cerradura, destrozándola en mil pedazos. Frain siguió un
procedimiento similar haciendo uso de sus conocimientos en artes marciales y
reventando las cerraduras con fuerza bruta.
Bill:
Está claro que la sutileza no es vuestro punto fuerte. Pero hemos cumplido el
objetivo, así que me doy por satisfecho.
Drew: ¿Deberíamos lanzar el ataque ahora o esperar
a que llegue Alaria?
Bill:
¿Acaso tenemos elección después del alboroto que habéis montado? -Dijo mientras
señalaba a un escuadrón de Dauroni que se acercaban a las celdas alertados por
el fuerte estruendo.
Drew:
¡Magos de Endalar! Es hora de que expulséis a estos invasores y recuperéis
vuestra ciudad. Sé que muchos os sentís perdidos sin el liderazgo de vuestro
archimago, pero la única forma de ir a rescatarlo es unir fuerzas y vencer a
los Dauroni de una vez por todas. ¡Que comience la batalla!
Los magos no parecían
fiarse de Drew, pues estaban adoctrinados por Arcan para odiarlos y desconfiar
de ellos, sin embargo, esta vez los magos reaccionaron y cargaron contra los Dauroni
por un objetivo común, salvar al archimago y recuperar la ciudad.
Las bolas de fuego
empezaron a llover sobre los Dauroni, seguidas de descargas de rayos y
carámbanos de hielo afilados. Los Dauroni, lejos de perder su valor, seguían
cargando con fuerza y atravesaban a los magos con sus lanzas y espadas. La
batalla se estaba volviendo más sangrienta de lo que Bill había esperado.
Drew mantenía la distancia
y atravesaba las armaduras de los Dauroni con sus balas mientras que Freya
desmembraba a los enemigos súbitamente con sus dos cuchillos encantados. Frain
protegia a Bill mientras barría a sus enemigos con ráfagas de puñetazos y
patadas, que gracias a las botas mágicas que Shen'gril le preparó, eran golpes
letales para los Dauroni.
Los Dauroni seguían llegando
y no parecían tener la intención de rendirse. Sal'Irah no había llegado y no
tenían noticias de Ered ni Whiska, pero probablemente estuvieran en problemas.
No podrían aguantar ilimitadamente.
Los enemigos seguían
llegando, pero una lluvia de flechas desde el cielo sembró la semilla de la
esperanza en los corazones de los magos. Alaria y los cazadores de vientos
habían llegado y los Dauroni estaban abrumados al tener que librar una batalla
en dos frentes. Finalmente la victoria estaba cerca.
El plan había salido a la
perfección. Ered y Whiska estaban visiblemente cansados, pero de alguna forma
habían conseguido mantener a raya a los Dauroni durante mucho tiempo. Estaba
claro que eran grandes guerreros. Alaria, Tommy, Annie y Phina descendieron de
Sal'Irah junto al ejército de los cazadores de vientos, que se encargaría de
encerrar a los Dauroni supervivientes para poder utilizarlos como carta de
negociación frente a Adramelech.
Aunque tras esa ofensiva no
quedaban demasiados Dauroni con vida, Bill esperaba que fueran suficientes para
llegar a un acuerdo de paz. Aunque seguro que no sería tan sencillo.
Alaria:
Me alegra que hayamos podido llegar a tiempo. ¿Estáis todos bien?
Drew:
Si, de alguna manera lo hemos conseguido.
Bill:
Lamento interrumpir pero... esta guerra aun no ha terminado. Debemos
enfrentarnos a Belazar.
Uno de los magos liberados
se acercó a Bill con una cara de sorpresa y enfado. "¿Belazar está detrás
de esto? Si el nigromante es el culpable de esto, podéis contar con nuestro
apoyo. Enviare a mis mejores magos para que os ayuden a destruir a ese cabrón.
Yo mismo encabezaré el escuadrón"
Bill:
Agradecemos tu generosidad, esto...
???:
Zigael, ese es mi nombre.
Bill:
Gracias, Zigael. Contamos contigo para el golpe final.
Zigael:
Estaremos listos para partir en cuanto nos digáis. Prepararemos los portales de
teletransporte.
Alaria:
Nunca me han gustado los portales, Salior es mucho más confiable.
Annie:
¿Cual es el plan ahora?
Bill: Me
gustaría contar con un poco más de información sobre las tierras del nigromante
y el número de efectivos de los que dispone. Pero ni siquiera la magia puede
permitirnos ver lo que está sucediendo allí. Así que la única opción que
tenemos es cargar de frente y conseguir información sobre el terreno.
Drew:
Suena demasiado arriesgado, teniendo en cuenta a quién nos enfrentamos...
Frain:
No parece que tengamos ninguna otra alternativa.
Bill:
Desgraciadamente no. Pero no todo son malas noticias. Si conseguimos rescatar a
Kandelz y a los paladines podremos contar con su información, que seguro que es
mucho mayor que la nuestra. Si no han sido derrotados, deberían seguir luchando
contra los muertos vivientes ahora mismo.
Alaria:
Le debo un favor a Kandelz por haberme ayudado con mi hermano Aldriel. Es mi
turno para ayudarle esta vez.
Drew:
Bien, descansaremos un par de horas y partiremos de inmediato. ¿Cuánto tardará
Sal'Irah en llegar hasta las tierras del nigromante?
Alaria:
Como mínimo serán un par de horas, aunque tal vez con algunas runas de
amplificación de maná podamos hacerlo en 1 hora. ¿Nos prestarías tu poder,
Phina?
Phina:
No es como si tuviera elección. No quiero que Tommy muera en esta guerra, así
que te ayudaré.
Mientras todos se
recuperaban de la batalla y se preparaban para la siguiente, Bill y Drew se
fueron a la torre del atardecer, desde donde se podía ver toda la ciudad de los
magos, con la intención de planificar su siguiente movimiento.
Bill:
Este es mi lugar favorito de la ciudad del Sol. Los días en los que estuve
aprendiendo con Arcan siempre terminaban aquí. Según el archimago, este lugar
tiene algo mágico capaz de calmar la mente y serenarla. Pienso que tiene razón.
Drew:
Sin duda alguna es un lugar relajante. ¿Has pensado en lo que haremos a
continuación?
Bill:
Vamos a entrar directamente en la boca del lobo. Desobedece todas las leyes de
la lógica y la estrategia. Pero al fin y al cabo, todo Endalar las desobedece
también. La magia es demasiado impredecible como para poder planear una
estrategia.
Drew: Y
no conocemos todo su poder. Es como ir a una guerra sin saber el número de
efectivos y equipamiento de los que dispones. Una guerra a ciegas.
Bill:
Sí... y lo que más me preocupa es cómo reaccionará Belazar. No sé qué clase de
trampa nos tendrá preparadas, ni cómo podremos contrarrestarlas.
Drew:
Contamos con el apoyo de los magos, los cazadores de vientos, y si llegamos a
tiempo, de los paladines. Creo que nos las arreglaremos de alguna manera.
Bill:
Tendremos que formar dos grupos. Uno que deberá entretener a Adramelech y otro
que irá a por Belazar.
Drew:
No debemos matar a Adramelech, tenemos que conseguir que regrese a Magmoria por
propia voluntad. Si vencemos a Belazar entrará en razón... o eso espero.
Bill:
El grupo que se enfrente a Belazar tendrá que extremar las precauciones, no
debe ser fácil derrotar a un hombre que manda a los muertos. Contra Adramelech,
al menos 3 de nosotros deberíamos ir junto a los magos. Si no destruimos el
orbe mágico que tiene en su poder, los magos no podrán hacer nada.
Drew:
Perfecto. Deberíamos discutir los detalles mientras avanzamos hacía las tierras
de nigromante.
Bill asintió con la cabeza
y se fueron con el resto. Los magos abrieron el portal de teletransporte que
les dejaría a las puertas del territorio enemigo y empezaron a cruzarlo. Los
Phantom hicieron lo mismo junto a Ered y Whiska.
Aunque esperaban tener una
breve pausa para recuperarse del viaje a través de portal, lo cierto es que se
encontraron con un ejército de muertos vivientes para darles la bienvenida. Y
por si fuera poco, habían Dauroni entre sus filas. El combate era inminente.
Los Phantom comenzaron a
luchar y los magos les prestaban apoyo desde la retaguardia con lluvias de
fuego y hielo. Zigael conjuró un hechizo que hizo que la tierra se desgarrase y
se abriese en dos, arrastrando hacía el subsuelo a una gran parte de los
enemigos. Sin duda alguna era uno de los mejores alumnos de Arcan.
A pesar de los esfuerzos
combinados de los magos y los Efhirn, los enemigos los seguían superando en
número y no parecían retroceder.
De pronto un rayo de luz
atravesó el campo de batalla y cegó completamente a los enemigos. Junto al rayo
escucharon una voz conocida "¡Adelante, hermanos, acabemos con esas
bestias! Kandelz, y un pequeño ejército de paladines cargaron contra los
muertos vivientes y los Dauroni desde la retaguardia, armados con espadas y
escudos.
La moral de los Phantom y
los magos aumentó al ver a sus aliados, y cargaron nuevamente hasta acabar con
todos los enemigos. La batalla duró alrededor de una hora, y para acabar de
celebrar la victoria, la fortaleza de Sal'Irah acababa de llegar a la entrada
de las tierras de Belazar.
Alaria descendió a lomos de
Salior junto a Phina.
Alaria:
¡Kandelz! ¿No estabas combatiendo a los muertos vivientes?
Kandelz:
Por supuesto, pero detectamos una fuente de magia cercana y decidí enviar un
pequeño grupo a explorar. Tenía la sensación de que seríais vosotros.
Alaria:
¿Como van las cosas en el territorio enemigo?
Kandelz:
Pues no muy bien, hemos conseguido asentarnos en una pequeña colina al norte y
mantener a raya a los muertos vivientes, pero no dejan de venir y dudo mucho
que podamos contenerlos eternamente. Os pediría ayuda pero en los ojos de estos
Efhirn veo que ya tienen un plan preparado. Contádmelo mientras llegamos hasta
nuestro campamento.
Bill le explicó el plan que
tenía en mente y los enemigos a los que deberían hacer frente, en especial al
líder de los Dauroni, Adramelech, y al nigromante Belazar. Para la división en
los dos grupos, Kandelz se ofreció a conceder un par de escuadrones de
paladines para cada uno, de forma que los muertos vivientes no serían un
problema. Para los Dauroni era vital la colaboración de los Phantom, que
deberían destruir el orbe que anula los poderes de los magos. Para Belazar lo
único que tenían claro es que no sería un combate sencillo y que deberían estar
preparados para cualquier situación.