jueves, 23 de abril de 2015

Dan'thil: El último linaje de magos - Capítulo 16

CAPÍTULO 16: MAGMORIA, EL PLANETA PREHISTÓRICO

La fuente de la voz que habían escuchado estaba ante sus ojos. Un Draktian vestido con una túnica blanca que tenía un rostro desgastado por la edad, con escamas agrietadas y unas patas que parecían haber caminado durante eones sin descanso. Los ojos de la criatura parecían sinceros y Drew no percibía ningún signo de amenaza en su mirada.

Detrás suyo se asomaba una cabeza de otro Draktian, una cría que miraba a los Phantom con curiosidad y miedo. Su cabeza era más pequeña que la del Draktian anciano y todo su cuerpo estaba recubierto de pequeñas escamas brillantes que centelleaban con los rayos de Sol que se filtraban a través de las copas de los árboles.

Nezerion: Perdonad mi atrevimiento, no pretendía asustaros. Mi nombre es Nezerion, que significa "hijo de las llamas" y el tímido de mi nieto se llama Ayphon, que en nuestra lengua quiere decir "viento de la esperanza". Es un placer conoceros.

Ayphon: ¡H-Hola! -Gritó antes de volver a esconderse.

Antes de que Drew pudiera preguntar nada, Nezerion levantó su mano derecha y señaló en dirección hacia el poblado que Tommy y Annie habían visto desde la montaña.

Nezerion: Sé que tenéis muchas preguntas, pero este no es el lugar ni el momento adecuados. Os invito a mi humilde morada, podremos hablar tranquilamente allí. No os preocupéis, no tengo intención de tenderos una trampa.

Los Phantom se mostraron reticentes a la oferta del Draktian. A pesar de que no parecía como los demás, no estaban seguros de poder confiar en uno de ellos y se lo pensaron dos veces antes de seguir a Nezerion.

Drew: ¿Qué hacemos?

Annie: No parecen guerreros, podríamos despacharlos fácilmente con nuestras armas si la cosa se pone fea.

Freya: Pero cabe la posibilidad de que sea una trampa. Si nos atrapan dentro de una cueva estaremos perdidos.

Frain: Estoy de acuerdo con Freya, es demasiado arriesgado. Ellos conocen el terreno y tienen la ventaja.

Tommy: Pues a mí me parecen buenos. No sé, Ayphon me parece mono e inofensivo, parece como un bebé recién nacido.

Bill: Opino que les sigamos la corriente. De cualquier manera si nos quedamos aquí no conseguiremos nada y lo que necesitamos ahora mismo es información. En el peor de los casos tendremos que luchar, pero al menos reconoceremos un poco más el terreno.

Nezerion: Por aquí, humanos. Mi aldea está en esta dirección.

El Draktian los llevó a través de la espesura con gran soltura y sorteando todos los peligros. Conocía perfectamente el terreno y sabía las zonas que había que evitar para no perderse. Atravesaron pantanos con arenas movedizas, ríos de lava incandescente y llanuras repletas de criaturas peligrosas. Sin duda alguna, haber decidido ir con Nezerion había sido una sabia decisión.

Tras una larga travesía de tres horas, que se hizo eterna para los Phantom, llegaron a la aldea de la que Nezerion les había hablado. Era la primera vez que veían una aldea de los enemigos, parecía como las que se mostraban en los documentales sobre los primeros humanos que habitaron el planeta, algunas cuevas y una pequeña plaza que parecía el epicentro de la aldea.

La plaza únicamente tenía una roca elevada en el centro que parecía un atril desde donde dirigirse a los habitantes de la aldea. Aunque ahora estaba completamente desierta, en la tierra se podían ver pisadas de Draktian por toda la zona.

Cerca de la aldea había un pequeño río con esa agua carmesí que los Phantom no se atrevían a beber por miedo a que no fuera potable. Aunque Salior seguía vivito y coleando tras haberlo hecho.

Nezerion los llevó a su cueva. El interior no era nada del otro mundo, las paredes rocosas estaban repletas de musgo por la humedad del ambiente y en su parte más profunda crecía una especie de planta roja que emitía un calor similar al del fuego, que iluminaba la cueva y proporcionaba calor a sus inquilinos.

En las paredes de la cueva también se podían ver calaveras de algunas de las criaturas carnívoras que habían visto durante el viaje, que adornaba la zona a la vez que le daba un toque siniestro. La mezcla de los huesos con el musgo no transmitía precisamente un mensaje de hospitalidad.

Ayphon les ofreció algo de comer, pero por el aspecto negro que tenía era evidente que esa carne se había podrido desde hacía por lo menos una semana. A pesar de la negativa de los Phantom, el pequeño Draktian se la comía sin temor y parecía disfrutarla.

Nezerion: Bienvenidos a mi humilde morada. Perdonad que no os pueda ofrecer nada mejor para comer pero andamos escasos de provisiones. Sentíos libres de preguntar hasta saciar vuestra curiosidad, luego me sentiré honrado si le permitís a este anciano saciar la suya.

Drew: Bill, creo que es tu momento.

Bill: De acuerdo. Me gustaría preguntarle algo sencillo en primer lugar. ¿Es usted un Draktian de verdad?

Nezerion dejo escapar una risa ahogada al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

Nezerion: Desde luego que sí. Aunque nuestra raza es conocida como los Dauroni, o así nos conocemos entre nosotros.

Bill: Dauroni... entiendo. De ahora en adelante me dirigiré a vosotros bajo esa denominación. Lo siguiente que me gustaría saber es por qué los de tu especie atacaron nuestro planeta.

Nezerion: Esa pregunta... es algo difícil de contestar. Nuestro planeta se muere, joven Bill.

Bill: ¿Se muere?

Nezerion: Así es. Si me lo permites me gustaría hacerte ahora yo una pregunta. ¿Conoces la historia de nuestra raza?

Bill: Hasta lo que tengo entendido, los magos invocaron un meteorito que acabó con toda la vida de planeta, incluso los dinosaurios...

Nezerion: Pero algunos sobrevivieron y sufrieron mutaciones hasta convertirse en lo que somos ahora. ¿Es eso lo que ibas a decir?

Bill: En efecto.

Nezerion: Esa historia es cierta, pero es una verdad a medias. Será un poco largo, pero permitidme que os ilustre con la sabiduría de la experiencia y el conocimiento de una larga vida por este mundo.

Nezerion indicó a Ayphon que trajera una de las flores del fondo de la cueva, a las que llamó "Yash", para que proporcionaran un ambiente más cálido para los Phantom y pudieran escuchar la historia con atención. Una vez preparado todo, Nezerion empezó a hablar:

En el pasado los dinosaurios poblaban la Tierra. Dominaban los cielos e incluso los mares, pero no lo hacían solos. El mundo estaba lleno de criaturas muy diversas, y por supuesto, habían humanos.

Estos humanos empezaron siendo salvajes pero con el tiempo alcanzaron el conocimiento y empezaron a comunicarse entre ellos y a agruparse en tribus. Finalmente llegaron al punto álgido de su evolución y se unieron todos bajo un mismo estandarte: el ojo de Endalar.

Bill: ¿El ojo de Endalar?

Nezerion: Así es. Los humanos empezaron a desarrollar el poder de la magia en una gran comunidad y se dejaron cegar por su poder. Pero prosigamos la historia:

El ojo de Endalar tenía como única meta el conocimiento. Querían acumular tanto como fuera posible y desarrollar al máximo su inteligencia. Pero esa vanidad les llevó a una situación de no retorno, que pasaría a la historia conocida como la gran catástrofe.

Arcan'thor... el hombre que desató la ira del universo y rompió el orden natural de la creación, intentó convocar al gran espíritu del maná. Un ente supremo, fuente de toda la vida y estabilidad de los mundos llamado Zuldar.

Nezerion: Arcan'thor... solo pronunciar su nombre me hace hervir la sangre...

Bill: Si sabes toda esa historia supongo que sabrás que tuvo un hijo.

Nezerion: Lo sé. Arcan, tan necio como su padre a la par que ignorante. Como iba diciendo...

El hechizo salió mal. Un ente limitado no puede invocar algo ilimitado, la magia no es todopoderosa. Eso es algo que el archimago Arcan'thor aprendió ese fatídico día.

En lugar de Zuldar, lo que invocó fue una gran bola de fuego que acabó con toda vida sobre el planeta, a excepción de los pocos que pudo salvar utilizando su magia de protección.

Bill: Un momento. ¿No estarás diciendo que...?

Nezerion: Sí... los Dauroni fuimos humanos hace tiempo.

Drew: ¿Cómo? ¡Es imposible!

Nezerion: Malditos... transformados... sufrimos una agonía insoportable mientras nuestro ADN era desgarrado y se fusionaba con los cuerpos calcinados de los dinosaurios. La lava quemaba nuestra piel y se filtraba por todas las aberturas de nuestro nuevo cuerpo mientras nuestros gritos de dolor se perdían en el vacío.

Y este fue el resultado. Tras la catástrofe fuimos absorbidos por el meteorito y transportados a este planeta, que bautizamos bajo el nombre de Magmoria. El dolor por la mutación genética se prolongó durante más de cien mil años durante los que permanecimos inmóviles y llorando de dolor.

El gran Dauroni al que os habéis enfrentado en vuestro mundo es Adramelech. Se autoproclamó líder de los Dauroni y se ganó el corazón del pueblo con la promesa de un futuro mejor para nuestra raza.

Al principio nuestro objetivo era la supervivencia. Debíamos aprender a movernos por el mundo con estos nuevos cuerpos y avanzar hacia el futuro, pero no podíamos olvidar nuestro verdadero hogar.

Contemplando ese horrible cielo negro anhelábamos volver a caminar bajo el hermoso cielo azul. Adramelech era un líder bondadoso que nos animaba a mirar hacia el futuro. Todavía recuerdo la frase que nos inspiraba fervor:

"Se cuanto hemos sufrido todo este tiempo, puede que nuestro aspecto haya cambiado pero en nuestros corazones tenemos la capacidad para seguir adelante y forjar un futuro mejor. Es posible que Magmoria no sea un planeta tan hermoso como la Tierra, pero juntos haremos de este nuestro hogar y viviremos una vida plena y llena de felicidad"

Tras varios milenios nos acostumbramos a esta vida. En este planeta desarrollamos un instinto carnívoro y depredador y nos endurecimos con el paso del tiempo. Nos convertimos en los dueños de este mundo y empezamos a sentirnos satisfechos y felices.

Pero todo cambió cuando aquel ente se apareció ante Adramelech...

Un misterioso ser se apareció ante nuestro líder y estuvieron hablando durante 2 largas horas en el interior de su cueva. Cuando Adramelech salió, lo hizo con un rostro totalmente distinto y cambiado al que estabamos acostumbrados a ver. Los ojos de esperanza se habían convertido en los ojos de odio y venganza.

A partir de aquél día, Adramelech empezó a vivir obsesionado con la venganza y cambió las mentes de la mayoría de los Dauroni. Solo unos pocos vimos la futilidad de iniciar una guerra con los humanos y decidimos alejarnos de las zonas pobladas y nos fuimos a vivir al bosque.

Bill: ¿Y esta cueva de quién es?

Nezerion: Era mi cueva, antes de abandonarla para ir al bosque. Aunque sigue exactamente igual que como la dejé.

Bill: Mmm... creo que tengo una idea de lo que viene a continuación y las piezas que faltaban en el rompecabezas están empezando a encajar.

Aquel ser otorgó a Adramelech un orbe capaz de abrir una brecha entre los dos mundos, que utilizarían para enviar a los mejores guerreros que allanarían el camino para el resto de los Dauroni. Al principio la idea no tuvo una buena acogida pero entonces Adramelech explicó los motivos por los que tenían que volver a la Tierra.

"Nuestro planeta se muere, queridos hermanos. Los magos, no contentos con hacernos sufrir durante tanto tiempo y convertirnos en lo que somos hoy, están utilizando la energía de nuestro planeta para restaurar el suyo. Quieren acabar lo que empezaron, quieren arrebatar hasta la última gota de poder que queda en nuestro mundo y destruirnos a todos para siempre. ¡No lo permitiremos!"

Tras ese discurso los Dauroni entendieron la amenaza y empezaron a entrenarse para combatir contra los humanos. Mientras tanto, Adramelech intentaba comprender el poder del orbe, que necesitaba la sangre de Arcan'thor para alcanzar su máximo potencial. Sin ella jamás podría abrir una brecha lo suficientemente grande para que todos los Dauroni fueran evacuados.

Empezaron a diseñar naves de transporte que llevarían a los guerreros hacía su destino y posteriormente servirían de arcas para los civiles.

Bill: Eso explica las naves. Unos simples dinosaurios no tendrían la suficiente inteligencia para crear vehículos de semejante envergadura y potencial.

Así es. En el fondo nunca dejamos de ser humanos, tal vez nuestro aspecto cambiase y nuestros instintos se adaptaran al entorno, pero seguíamos siendo seres inteligentes.

Cuando las preparaciones fueron completadas, se inició el viaje rumbo hacia la Tierra. Un viaje que no tenía otro propósito que el de exterminar a la raza humana. "La batalla fue una auténtica masacre" así lo relató Adramelech que se vanagloriaba de sus logros.

Nezerion: Permitidme hacer un inciso. Vosotros no sois magos, ¿me equivoco?

Bill: Correcto, en nuestro mundo actual no existe la magia. Desapareció a partir de la edad media por qué temíamos su poder.

Nezerion: Eso explica por qué no pudisteis hacer nada contra los Dauroni. Atravesar nuestra coraza de escamas es prácticamente imposible. Me extrañaba que los humanos opusieran tan poca resistencia.

Bill: ¿Y qué hicisteis vosotros para no ser perseguidos o tachados de traidores?

Nezerion: Éramos una minoría de los Dauroni, Adramelech no le dio importancia. Nos dejo ir al bosque y nunca nos molestó. De vez en cuando yo iba a la plaza de incógnito para tener noticias de la guerra.

Y ya está. Esa es la historia de los Dauroni. Os he contado mi historia, ahora permitidme oír la vuestra.

Bill le explicó todo lo acontecido desde el inicio de la guerra hasta que llegaron a Magmoria. Le contó sobre Endalar y sobre la magia, así como también cómo era la vida sin poder usar el maná. La tecnología parecía fascinar al pequeño Ayphon, que escuchaba con atención las palabras de Bill.

Bill: Lamento no poder darte más información, pero eso es todo lo que sé por el momento.

Nezerion: No, no, has hecho más que suficiente. Pensé que nunca llegaría a oír relatos del otro mundo. Ahora permitidme una última cuestión: ¿para qué habéis venido? ¿tenéis pensado quedaros aquí ahora que han invadido vuestro mundo?

Drew: Yo responderé a eso. No pensamos quedarnos aquí, encontraremos la forma de salvar a los dos mundos. Creemos que la respuesta se encuentra aquí, en Magmoria.

Bill: Nuestro objetivo es ambicioso, somos conscientes de ello. Queremos salvar a los humanos y ahora que sabemos que existe este mundo, no podemos dejar que se muera. Detendremos el trasvase de energía entre ambos mundos.

Nezerion: Hablas como lo hacía Adramelech antes de dejarse cegar por la venganza. Creo en tus palabras. Si hay algo que este en mi mano podéis pedírmelo, os ayudaré en todo lo posible.

Bill: Aceptamos tu generosa oferta, Nezerion.


Los Phantom se quedaron con Nezerion y empezaron a planificar el rumbo de acción durante los próximos días. Su única esperanza era encontrar en Magmoria la clave para derrotar a Adramelech. Si fracasaban, la existencia de la raza humana caería para siempre en el olvido.

sábado, 11 de abril de 2015

Dan'thil: El último linaje de magos - Capítulo 15

CAPÍTULO 15: UN MUNDO OLVIDADO

Surcando un cielo gris, cubierto de polvo, ceniza y contaminación, y atravesando un gran número de naves que se abrían camino hacia la Tierra por la fisura que había provocado el orbe de Adramelech, llegaron sin percances al otro mundo.

Mientras descendían lentamente, un mundo nuevo se revelaba ante sus ojos. Un mundo aparentemente salvaje, donde la naturaleza mostraba su fuerza y virulencia en su máximo esplendor, pero con rastros de civilización, ciudades desde donde los Draktian estaban siendo evacuados hacía el nuevo mundo.

Salior estaba cansado por tener que soportar el peso de los 6 miembros de los Phantom así que se apresuraron a realizar el aterrizaje y dejar descansar a la bestia en algún lago cercano. El agua en aquel mundo era roja como el color de la sangre mientras que el cielo era de un verde intenso, como si estuvieran bajo una aurora boreal perpetua.

Aunque parecía un mundo similar a la Tierra, distaba mucho del mundo al que estaban acostumbrados, y los misterios que albergaba aun eran desconocidos para los Phantom. Entre la maleza se escuchaban sonidos de criaturas, que claramente estaban observando a los visitantes inesperados que acababan de llegar.

Era la segunda vez que se adentraban en un mundo nuevo y sin explorar. El mágico Endalar al menos gozaba de ciertos caminos alumbrados con runas y faros mágicos que comunicaban las 12 naciones. Pero este mundo salvaje no tenía ni caminos, ni señales, absolutamente nada.

Drew: ¿Y bien, que hacemos ahora?

Bill: Propongo un reconocimiento rápido de la zona. Aquí disponemos de un lago, aunque el agua no es demasiado apetecible.

Annie: Salior se la está bebiendo, podemos esperar a ver si le pasa algo o no.

Tommy: ¡Guay! ¡Agua roja! Voy a analizar sus propiedades.

Frain: Parece que los artefactos mágicos vuelven a funcionar, la influencia del orbe no llega hasta aquí.

Freya: ¡Excelente! Eso aumenta nuestra fuerza de combate significativamente.

En grupos de dos personas se aventuraron a lo desconocido. Salior se quedó en la orilla de lago, acechante ante cualquier movimiento en las sombras. Tommy y Annie avanzaron hasta llegar al pie de una montaña escarpada, cuya cima inexpugnable estaba rodeada de una capa de algo que parecía ser nieve.

Drew y Frain se perdieron en la inmensidad de la naturaleza. Miraran a donde miraran lo único que veían eran árboles y una frondosa vegetación y la sensación de que no estaban solos recorría sus médulas y les provocaban escalofríos con cada paso que daban. Ruidos, gruñidos, llantos... aquél mundo salvaje amenazaba con devorarlos con sus fauces y lo único que podían hacer era avanzar hacia adelante.

Freya y Bill llegaron al mar. La orilla cubierta con piedras afiladas como navajas en lugar de arena, y las olas de agua roja que rompían contra las rocas demostraban que no era un lugar demasiado hospitalario. Caminar por la orilla era imposible, aun con el resistente calzado militar que llevaba Freya, por lo que se vieron obligados a regresar nuevamente hacia la espesura.

Tommy: Tengo una idea, súbete a esa piedra y agárrate fuerte oneechan.

Annie: Un momento. ¿Q-Qué estás haciendo con eso? ¡NO! -Grito con miedo.

Tommy: ¡A volar!

Tommy detonó uno de sus frascos con el poder de viento bajo una piedra suelta en el pie de la montaña. La mezcla no era demasiado potente pero gracias al poder del viento que albergaba el frasco, salieron disparados por los aires. Tommy se lo estaba pasando bien y se reía, mientras que Annie no parecía disfrutar demasiado de la experiencia.

Annie: Tommy, cariño, ¿has pensado en el aterrizaje?

Tommy: Marchando una segunda explosión que amortigüe la caída. ¡BOOM!

Annie: ¡¡Lo mato, un día de estos lo mato!! -Dijo gritando mientras descendían sin control.

A pesar de la descabellada idea del pequeño, lo cierto es que llegaron a la cima de la montaña inexpugnable desde donde se podía divisar todo el nuevo mundo.

Annie: Desde luego... menudas ideas locas tienes, Tommy. Pero lo cierto es que esto nos ayudará a saber dónde estamos y a donde tenemos que ir a continuación. Aunque...

Lo único que vieron fue lo mismo que cuando llegaron volando a lomos de Salior. Un mundo virgen sin explotar, donde la naturaleza se había coronado reina del planeta y no parecía haber rastros de vida a excepción de pequeños focos desde donde salían las naves hacía la Tierra. Pero eran cuevas, nada fuera de lo común.

Tommy: Viven en cuevas. A lo mejor son murciélagos -Dijo riéndose.

Annie: No digas tonterías. Son Draktian, o Dinsk, o como quiera que se llamen. Pero no parecen soldados, más bien parecen... ¿civiles?

Tommy: Deberíamos informar de esto a Drew y a los demás.

Annie: Muy bien pero... ¿cómo bajamos?

Tommy sonrió pícaramente mientras se introducía las manos en su chaqueta y sacaba dos frascos.

Annie: ¡Oh, no! ¡Otra vez no!

Drew: ¿Ese grito no ha sido de Annie? Deberíamos ir a ver.

Frain: Estoy de acuerdo, aunque parecía más un grito provocado por alguna travesura de Tommy que de un peligro real. Annie es una francotiradora que no teme a nada, pero las locuras de Tommy estremecerían a cualquiera.

Drew: Desde luego. Al menos nos ha servido para saber qué dirección tomar. Creo que llevamos un buen rato dando vueltas en círculos y parece como si en cualquier momento fuese a salir una criatura de la maleza a atacarnos.

Frain: ¿Por qué siempre tienes que llamar al mal tiempo? -Dijo mientras señalaba a una criatura que acababa de salir de un arbusto.

Drew: No lo sé, lo llevo en mis genes. En guardia, creo que no está solo.

La criatura parecía una especie de dinosaurio, pero a diferencia de los Draktian esta no había evolucionado.

Caminaba a cuatro patas y sus fauces babeantes con colmillos llenos de sangre advertían de su condición carnívora. Se movía con mucha astucia, intentando rodear a sus presas. Con ese instinto tan desarrollado las probabilidades de supervivencia en condiciones normales eran muy bajas, por no decir nulas.

Lanzó un gruñido al aire y empezaron a salir otros miembros de la misma especie, que actuaban de forma similar, pero esperaban las indicaciones del líder de la manada. Por suerte para Drew y Frain, las armas imbuidas con magia los ponía en clara ventaja frente a unas criaturas sin inteligencia.

Drew: A mi señal, ataca al líder y corramos hacía donde creemos que están Tommy y Annie. No me arriesgaría a perdernos en la espesura con estas criaturas rondando por aquí.

Frain esperó el momento adecuado y se abalanzó sobre la criatura cuando esta bajo la guardia por un instante propinándole una patada ardiente que a su vez cegó a los demás miembros de la manada.

Empezaron a correr y las criaturas comenzaron la persecución. Estaba claro que no eran animales normales, el fuego debería haberlos asustado si así fuera. Tenían que pensar en algo pronto o acabarían poniendo a Annie y Tommy en peligro.

Drew: Tal vez un sonido fuerte los ahuyente.

Lanzó ráfagas de disparos al aire con las pistolas pero no surtió efecto. En su lugar se enfurecieron más y aceleraron la persecución.

Drew: Vale, eso no ha sido una buena idea.

Frain: ¿Los derrotamos a todos?

Drew: ¿Y arriesgarnos a que vuelvan buscando venganza? No creo que sea lo más sensato.

Mientras corrían por sus vidas, algo hizo retroceder a las bestias. Drew y Frain ni siquiera se pararon a mirar atrás para no desaprovechar la oportunidad que les había sido concedida. Pero si pudieron ver una sombra y escuchar unas fuertes pisadas, aunque fue algo muy fugaz.

Drew: ¿Crees que hemos salido de su territorio?

Frain: No, creo que algo ha debido detenerlos.

Drew: Bueno, el caso es que nos hemos salvado de una buena. Ahora a ver si encontramos a esos dos.

Frain: No hace falta que busques más. Mira allí delante.

Annie: ¡Drew! ¡Frain! ¡Qué alegría veros! Precisamente íbamos a buscaros ahora.

Tommy: Parecéis cansados, ¿habéis echado una carrera? -Dijo riendo inocentemente.

Drew: ¿Una carrera? Claro, no tenemos mejor cosa que hacer. Hemos estado escapando de unas criaturas que nos querían como su cena. Deberíamos largarnos de aquí cuanto antes. ¿Habéis descubierto algo?

Annie: Nada especial. Lo mismo que vimos cuando llegamos a lomos de Salior. ¿Recuerdas las naves de evacuación? No transportan guerreros, transportan civiles.

Drew: ¿Civiles? ¿En qué se diferencia un Draktian guerrero de uno civil si puede saberse?

Annie: Bueno, no lo sé. Pero no llevaban armaduras, ni parecían tener el mismo aspecto que los que vimos en la Tierra. Llevaban pieles y parecían menos... amenazantes.

Drew: Mmm... tenemos que investigar eso más a fondo. No queremos acabar en la boca del lobo. Si vamos a una de esas zonas y resulta que son guerreros estaremos en desventaja numérica.

Frain: Por cierto... ¿sabéis algo de Freya y Bill? Se fueron en esa dirección si no recuerdo mal.

Tommy: Espero que no se hayan perdido... aunque con Freya no hay nada que temer.

Freya: Ya estamos de vuelta chicos. Hemos escuchado a Annie gritar, ¿está todo bien?

Annie: Sí, descuida. Con este pequeño es imposible aburrirse.

Bill: ¿Ves? Te dije que habría sido alguna travesura de Tommy.

Tommy: Pues gracias a esa travesura ahora sabemos hacia dónde ir. -Dijo mientras hinchaba los mofletes en señal de enfado.

Drew: Bien, pues no esperemos más. No quiero encontrarme con esas criaturas otra vez.

Frain: Sigo pensando qué las ahuyentó. Tenían la ventaja, podían habernos matado...

???: ¿Sois humanos verdad? ¡Lo sabía, no me equivocaba!

Los Phantom se giraron al oír esa voz misteriosa a su espalda y con una cara de incredulidad preguntaron al unísono: "¿Quién eres?"