CAPÍTULO
16: MAGMORIA, EL PLANETA PREHISTÓRICO
La fuente de la voz que
habían escuchado estaba ante sus ojos. Un Draktian vestido con una túnica
blanca que tenía un rostro desgastado por la edad, con escamas agrietadas y
unas patas que parecían haber caminado durante eones sin descanso. Los ojos de
la criatura parecían sinceros y Drew no percibía ningún signo de amenaza en su
mirada.
Detrás suyo se asomaba una
cabeza de otro Draktian, una cría que miraba a los Phantom con curiosidad y
miedo. Su cabeza era más pequeña que la del Draktian anciano y todo su cuerpo
estaba recubierto de pequeñas escamas brillantes que centelleaban con los rayos
de Sol que se filtraban a través de las copas de los árboles.
Nezerion:
Perdonad mi atrevimiento, no pretendía asustaros. Mi nombre es Nezerion, que
significa "hijo de las llamas" y el tímido de mi nieto se llama Ayphon,
que en nuestra lengua quiere decir "viento de la esperanza". Es un
placer conoceros.
Ayphon:
¡H-Hola! -Gritó antes de volver a esconderse.
Antes de que Drew pudiera
preguntar nada, Nezerion levantó su mano derecha y señaló en dirección hacia el
poblado que Tommy y Annie habían visto desde la montaña.
Nezerion:
Sé que tenéis muchas preguntas, pero este no es el lugar ni el momento
adecuados. Os invito a mi humilde morada, podremos hablar tranquilamente allí.
No os preocupéis, no tengo intención de tenderos una trampa.
Los Phantom se mostraron
reticentes a la oferta del Draktian. A pesar de que no parecía como los demás,
no estaban seguros de poder confiar en uno de ellos y se lo pensaron dos veces
antes de seguir a Nezerion.
Drew:
¿Qué hacemos?
Annie:
No parecen guerreros, podríamos despacharlos fácilmente con nuestras armas si
la cosa se pone fea.
Freya:
Pero cabe la posibilidad de que sea una trampa. Si nos atrapan dentro de una
cueva estaremos perdidos.
Frain:
Estoy de acuerdo con Freya, es demasiado arriesgado. Ellos conocen el terreno y
tienen la ventaja.
Tommy:
Pues a mí me parecen buenos. No sé, Ayphon me parece mono e inofensivo, parece
como un bebé recién nacido.
Bill:
Opino que les sigamos la corriente. De cualquier manera si nos quedamos aquí no
conseguiremos nada y lo que necesitamos ahora mismo es información. En el peor
de los casos tendremos que luchar, pero al menos reconoceremos un poco más el
terreno.
Nezerion:
Por aquí, humanos. Mi aldea está en esta dirección.
El Draktian los llevó a
través de la espesura con gran soltura y sorteando todos los peligros. Conocía
perfectamente el terreno y sabía las zonas que había que evitar para no
perderse. Atravesaron pantanos con arenas movedizas, ríos de lava incandescente
y llanuras repletas de criaturas peligrosas. Sin duda alguna, haber decidido ir
con Nezerion había sido una sabia decisión.
Tras una larga travesía de
tres horas, que se hizo eterna para los Phantom, llegaron a la aldea de la que
Nezerion les había hablado. Era la primera vez que veían una aldea de los
enemigos, parecía como las que se mostraban en los documentales sobre los
primeros humanos que habitaron el planeta, algunas cuevas y una pequeña plaza
que parecía el epicentro de la aldea.
La plaza únicamente tenía
una roca elevada en el centro que parecía un atril desde donde dirigirse a los
habitantes de la aldea. Aunque ahora estaba completamente desierta, en la
tierra se podían ver pisadas de Draktian por toda la zona.
Cerca de la aldea había un
pequeño río con esa agua carmesí que los Phantom no se atrevían a beber por
miedo a que no fuera potable. Aunque Salior seguía vivito y coleando tras
haberlo hecho.
Nezerion los llevó a su
cueva. El interior no era nada del otro mundo, las paredes rocosas estaban
repletas de musgo por la humedad del ambiente y en su parte más profunda crecía
una especie de planta roja que emitía un calor similar al del fuego, que
iluminaba la cueva y proporcionaba calor a sus inquilinos.
En las paredes de la cueva
también se podían ver calaveras de algunas de las criaturas carnívoras que
habían visto durante el viaje, que adornaba la zona a la vez que le daba un
toque siniestro. La mezcla de los huesos con el musgo no transmitía
precisamente un mensaje de hospitalidad.
Ayphon les ofreció algo de
comer, pero por el aspecto negro que tenía era evidente que esa carne se había
podrido desde hacía por lo menos una semana. A pesar de la negativa de los
Phantom, el pequeño Draktian se la comía sin temor y parecía disfrutarla.
Nezerion:
Bienvenidos a mi humilde morada. Perdonad que no os pueda ofrecer nada mejor
para comer pero andamos escasos de provisiones. Sentíos libres de preguntar
hasta saciar vuestra curiosidad, luego me sentiré honrado si le permitís a este
anciano saciar la suya.
Drew:
Bill, creo que es tu momento.
Bill:
De acuerdo. Me gustaría preguntarle algo sencillo en primer lugar. ¿Es usted un
Draktian de verdad?
Nezerion dejo escapar una
risa ahogada al mismo tiempo que asentía con la cabeza.
Nezerion:
Desde luego que sí. Aunque nuestra raza es conocida como los Dauroni, o así nos
conocemos entre nosotros.
Bill:
Dauroni... entiendo. De ahora en adelante me dirigiré a vosotros bajo esa
denominación. Lo siguiente que me gustaría saber es por qué los de tu especie
atacaron nuestro planeta.
Nezerion: Esa
pregunta... es algo difícil de contestar. Nuestro planeta se muere, joven Bill.
Bill:
¿Se muere?
Nezerion:
Así es. Si me lo permites me gustaría hacerte ahora yo una pregunta. ¿Conoces
la historia de nuestra raza?
Bill:
Hasta lo que tengo entendido, los magos invocaron un meteorito que acabó con
toda la vida de planeta, incluso los dinosaurios...
Nezerion:
Pero algunos sobrevivieron y sufrieron mutaciones hasta convertirse en lo que
somos ahora. ¿Es eso lo que ibas a decir?
Bill:
En efecto.
Nezerion:
Esa historia es cierta, pero es una verdad a medias. Será un poco largo, pero
permitidme que os ilustre con la sabiduría de la experiencia y el conocimiento
de una larga vida por este mundo.
Nezerion indicó a Ayphon
que trajera una de las flores del fondo de la cueva, a las que llamó
"Yash", para que proporcionaran un ambiente más cálido para los
Phantom y pudieran escuchar la historia con atención. Una vez preparado todo,
Nezerion empezó a hablar:
En el pasado los
dinosaurios poblaban la Tierra. Dominaban los cielos e incluso los mares, pero
no lo hacían solos. El mundo estaba lleno de criaturas muy diversas, y por
supuesto, habían humanos.
Estos humanos empezaron
siendo salvajes pero con el tiempo alcanzaron el conocimiento y empezaron a
comunicarse entre ellos y a agruparse en tribus. Finalmente llegaron al punto
álgido de su evolución y se unieron todos bajo un mismo estandarte: el ojo de
Endalar.
Bill:
¿El ojo de Endalar?
Nezerion:
Así es. Los humanos empezaron a desarrollar el poder de la magia en una gran
comunidad y se dejaron cegar por su poder. Pero prosigamos la historia:
El ojo de Endalar tenía
como única meta el conocimiento. Querían acumular tanto como fuera posible y
desarrollar al máximo su inteligencia. Pero esa vanidad les llevó a una
situación de no retorno, que pasaría a la historia conocida como la gran
catástrofe.
Arcan'thor... el hombre que
desató la ira del universo y rompió el orden natural de la creación, intentó
convocar al gran espíritu del maná. Un ente supremo, fuente de toda la vida y
estabilidad de los mundos llamado Zuldar.
Nezerion:
Arcan'thor... solo pronunciar su nombre me hace hervir la sangre...
Bill:
Si sabes toda esa historia supongo que sabrás que tuvo un hijo.
Nezerion:
Lo sé. Arcan, tan necio como su padre a la par que ignorante. Como iba
diciendo...
El hechizo salió mal. Un
ente limitado no puede invocar algo ilimitado, la magia no es todopoderosa. Eso
es algo que el archimago Arcan'thor aprendió ese fatídico día.
En lugar de Zuldar, lo que
invocó fue una gran bola de fuego que acabó con toda vida sobre el planeta, a
excepción de los pocos que pudo salvar utilizando su magia de protección.
Bill:
Un momento. ¿No estarás diciendo que...?
Nezerion:
Sí... los Dauroni fuimos humanos hace tiempo.
Drew: ¿Cómo?
¡Es imposible!
Nezerion:
Malditos... transformados... sufrimos una agonía insoportable mientras nuestro
ADN era desgarrado y se fusionaba con los cuerpos calcinados de los
dinosaurios. La lava quemaba nuestra piel y se filtraba por todas las aberturas
de nuestro nuevo cuerpo mientras nuestros gritos de dolor se perdían en el
vacío.
Y este fue el resultado.
Tras la catástrofe fuimos absorbidos por el meteorito y transportados a este
planeta, que bautizamos bajo el nombre de Magmoria. El dolor por la mutación
genética se prolongó durante más de cien mil años durante los que permanecimos
inmóviles y llorando de dolor.
El gran Dauroni al que os
habéis enfrentado en vuestro mundo es Adramelech. Se autoproclamó líder de los
Dauroni y se ganó el corazón del pueblo con la promesa de un futuro mejor para
nuestra raza.
Al principio nuestro
objetivo era la supervivencia. Debíamos aprender a movernos por el mundo con
estos nuevos cuerpos y avanzar hacia el futuro, pero no podíamos olvidar
nuestro verdadero hogar.
Contemplando ese horrible
cielo negro anhelábamos volver a caminar bajo el hermoso cielo azul. Adramelech
era un líder bondadoso que nos animaba a mirar hacia el futuro. Todavía
recuerdo la frase que nos inspiraba fervor:
"Se cuanto hemos
sufrido todo este tiempo, puede que nuestro aspecto haya cambiado pero en
nuestros corazones tenemos la capacidad para seguir adelante y forjar un futuro
mejor. Es posible que Magmoria no sea un planeta tan hermoso como la Tierra,
pero juntos haremos de este nuestro hogar y viviremos una vida plena y llena de
felicidad"
Tras varios milenios nos
acostumbramos a esta vida. En este planeta desarrollamos un instinto carnívoro
y depredador y nos endurecimos con el paso del tiempo. Nos convertimos en los
dueños de este mundo y empezamos a sentirnos satisfechos y felices.
Pero todo cambió cuando
aquel ente se apareció ante Adramelech...
Un misterioso ser se
apareció ante nuestro líder y estuvieron hablando durante 2 largas horas en el
interior de su cueva. Cuando Adramelech salió, lo hizo con un rostro totalmente
distinto y cambiado al que estabamos acostumbrados a ver. Los ojos de esperanza
se habían convertido en los ojos de odio y venganza.
A partir de aquél día,
Adramelech empezó a vivir obsesionado con la venganza y cambió las mentes de la
mayoría de los Dauroni. Solo unos pocos vimos la futilidad de iniciar una
guerra con los humanos y decidimos alejarnos de las zonas pobladas y nos fuimos
a vivir al bosque.
Bill:
¿Y esta cueva de quién es?
Nezerion:
Era mi cueva, antes de abandonarla para ir al bosque. Aunque sigue exactamente
igual que como la dejé.
Bill:
Mmm... creo que tengo una idea de lo que viene a continuación y las piezas que
faltaban en el rompecabezas están empezando a encajar.
Aquel ser otorgó a
Adramelech un orbe capaz de abrir una brecha entre los dos mundos, que
utilizarían para enviar a los mejores guerreros que allanarían el camino para
el resto de los Dauroni. Al principio la idea no tuvo una buena acogida pero
entonces Adramelech explicó los motivos por los que tenían que volver a la
Tierra.
"Nuestro planeta se
muere, queridos hermanos. Los magos, no contentos con hacernos sufrir durante
tanto tiempo y convertirnos en lo que somos hoy, están utilizando la energía de
nuestro planeta para restaurar el suyo. Quieren acabar lo que empezaron,
quieren arrebatar hasta la última gota de poder que queda en nuestro mundo y destruirnos
a todos para siempre. ¡No lo permitiremos!"
Tras ese discurso los
Dauroni entendieron la amenaza y empezaron a entrenarse para combatir contra
los humanos. Mientras tanto, Adramelech intentaba comprender el poder del orbe,
que necesitaba la sangre de Arcan'thor para alcanzar su máximo potencial. Sin
ella jamás podría abrir una brecha lo suficientemente grande para que todos los
Dauroni fueran evacuados.
Empezaron a diseñar naves
de transporte que llevarían a los guerreros hacía su destino y posteriormente
servirían de arcas para los civiles.
Bill:
Eso explica las naves. Unos simples dinosaurios no tendrían la suficiente
inteligencia para crear vehículos de semejante envergadura y potencial.
Así es. En el fondo nunca
dejamos de ser humanos, tal vez nuestro aspecto cambiase y nuestros instintos
se adaptaran al entorno, pero seguíamos siendo seres inteligentes.
Cuando las preparaciones
fueron completadas, se inició el viaje rumbo hacia la Tierra. Un viaje que no
tenía otro propósito que el de exterminar a la raza humana. "La batalla
fue una auténtica masacre" así lo relató Adramelech que se vanagloriaba de
sus logros.
Nezerion:
Permitidme hacer un inciso. Vosotros no sois magos, ¿me equivoco?
Bill:
Correcto, en nuestro mundo actual no existe la magia. Desapareció a partir de
la edad media por qué temíamos su poder.
Nezerion:
Eso explica por qué no pudisteis hacer nada contra los Dauroni. Atravesar
nuestra coraza de escamas es prácticamente imposible. Me extrañaba que los
humanos opusieran tan poca resistencia.
Bill:
¿Y qué hicisteis vosotros para no ser perseguidos o tachados de traidores?
Nezerion:
Éramos una minoría de los Dauroni, Adramelech no le dio importancia. Nos dejo
ir al bosque y nunca nos molestó. De vez en cuando yo iba a la plaza de incógnito
para tener noticias de la guerra.
Y ya está. Esa es la
historia de los Dauroni. Os he contado mi historia, ahora permitidme oír la
vuestra.
Bill le explicó todo lo
acontecido desde el inicio de la guerra hasta que llegaron a Magmoria. Le contó
sobre Endalar y sobre la magia, así como también cómo era la vida sin poder
usar el maná. La tecnología parecía fascinar al pequeño Ayphon, que escuchaba
con atención las palabras de Bill.
Bill:
Lamento no poder darte más información, pero eso es todo lo que sé por el
momento.
Nezerion:
No, no, has hecho más que suficiente. Pensé que nunca llegaría a oír relatos
del otro mundo. Ahora permitidme una última cuestión: ¿para qué habéis venido?
¿tenéis pensado quedaros aquí ahora que han invadido vuestro mundo?
Drew:
Yo responderé a eso. No pensamos quedarnos aquí, encontraremos la forma de
salvar a los dos mundos. Creemos que la respuesta se encuentra aquí, en
Magmoria.
Bill:
Nuestro objetivo es ambicioso, somos conscientes de ello. Queremos salvar a los
humanos y ahora que sabemos que existe este mundo, no podemos dejar que se
muera. Detendremos el trasvase de energía entre ambos mundos.
Nezerion:
Hablas como lo hacía Adramelech antes de dejarse cegar por la venganza. Creo en
tus palabras. Si hay algo que este en mi mano podéis pedírmelo, os ayudaré en
todo lo posible.
Bill:
Aceptamos tu generosa oferta, Nezerion.
Los Phantom se quedaron con
Nezerion y empezaron a planificar el rumbo de acción durante los próximos días.
Su única esperanza era encontrar en Magmoria la clave para derrotar a
Adramelech. Si fracasaban, la existencia de la raza humana caería para siempre en el olvido.