CAPÍTULO 4: LA ARMADURA ARCOIRIS Y EL BOSQUE DE LOS DULCES
Javi ya tenía 10 años y había
aprendido a convivir con los ositos de gominola hasta el punto de que los
consideraba parte de su familia.
Todos en el pueblo sabían que Javi,
un ser de carne y hueso, no podía estar allí por casualidad. Estaban seguros de
que los guardianes de Windfair lo habían enviado con un propósito y un destino
que cumplir.
Lamentablemente en la aldea no
tenían información sobre Javi y su raza por lo que decidieron enseñarle a
combatir y así cuando llegara el momento y su mente curiosa despertara, podría partir
en busca de su destino.
Para entrenarle, los ositos
herreros del pueblo le fabricaron unas armaduras y unas armas hechas a medida
con los materiales más exquisitos de la zona.
Para la armadura, emplearon azúcar
del monte nevado. Este azúcar, aunque no era apto para el consumo, poseía una
extremada dureza y era compatible con
los zumos de sabores de los ositos, por lo que este azúcar era ideal para la
creación de armaduras resistentes.
Normalmente se prospecta un poco de
este azúcar y se baña en un cubo con zumo para darle la consistencia y
pegajosidad necesarias pero en el caso de Javi hicieron falta grandes cantidades
de azúcar y de zumo.
A pesar de todo el zumo de sabores
que utilizaron no consiguieron acoplar la armadura y unir las piezas así que
tuvieron que pensar en otras soluciones. Esta era la única forma de herrería
que conocían y no existía ningún otro material pegajoso en toda la zona.
De pronto el jefe de la aldea
propuso una solución:
- Si los zumos de sabores por
separado no tienen la suficiente pegajosidad para unir una armadura de ese
tamaño, es posible que todos los zumos
de sabores juntos sí que la tengan.
Tras proponer su idea los demás
ositos prepararon un cubo con orina de todos los sabores combinando así todas
las características de cada color y descubriendo un nuevo material mucho más
adherente que pudo finalmente unir las piezas de la armadura.
Para el asombro de todos los allí
presentes este zumo de varios sabores se impregnó perfectamente por toda la
armadura de azúcar creando así una armadura de 7 sabores a la que bautizaron
con el nombre de Armadura arcoíris.
En cuanto a la espada… eso ya fue
algo más difícil de obtener. Las espadas de los ositos estaban hechas de una
madera especial proveniente del bosque de los dulces. Y no de cualquier árbol o
de cualquier madera ya que no dependía de tu criterio sino del criterio del
árbol.
La historia del bosque se remontaba
a la época de la llegada de Kumari y el nacimiento del mar de azúcar:
Cuando se creó el mar de azúcar
gracias a Kumari, la propia estructura molecular del rio de la zona cambió por
completo. El agua del mar hizo un recorrido inverso y llegó a la cima de la
montaña.
Una vez en la cima el agua de
azúcar se cristalizó en una gran montaña conocida actualmente como el monte
nevado. Con la cristalización del
azúcar, éste perdió sus propiedades comestibles pero a cambio inició un ciclo
dulcificador del agua que transformó el agua del rio y la volvió tan dulce como
el agua del mar de azúcar.
Junto al rio y sus afluentes había
crecido un frondoso bosque que tras el cambio de las propiedades del agua,
también sufrió algunas transformaciones.
Los arboles recibían ahora más
nutrientes y por ello se hicieron más grandes y resistentes, las flores del
bosque se convirtieron en flores azucaradas cuyo polen era aun más dulce que la
miel y finalmente todas las plantas del bosque se volvieron blancas,
exactamente del mismo color que el monte nevado.
Tras varios años el que antaño
había sido un bosque verde y colorido, se había convertido en un bosque
totalmente blanco del cual los ositos recolectaban la mayoría de los alimentos
que necesitaban para sobrevivir.
Además de los alimentos, Kumari
descubrió que el azúcar había dado vida a los arboles y que su madera era
perfecta para la elaboración de espadas. Pero estos árboles eran muy
inteligentes, tanto que cada vez que Kumari intentaba cortarlos, endurecían su
corteza haciendo imposible su tala.
Ya enfadado Kumari gritó al bosque:
- ¿Pero por qué no me dejáis algo
de madera?
A lo que el bosque respondió:
“Solo a aquellos que muestren verdaderas intenciones
de paz se les permitirá obtener nuestra madera. Cada uno de nosotros juzgara
tus acciones y solo aquellos que te consideren digno estarán dispuestos a darte
su madera”
- La paz y las armas no son buenos
amigos en mi opinión –dijo Kumari
“Hahaha… Es por eso que te estamos
negando la obtención de madera joven Kumari. Aun te falta experiencia. Las
armas y la paz no tienen por qué ser conceptos opuestos. Hay muchas formas de
usar las armas y mantener la paz, y la guerra desde luego no es una de esas
formas. Un cuchillo puede ser utilizado como arma pero también puede ser usado
para cocinar. Piensa en ello y cuando hayas aclarado tu mente vuelve a vernos.”
Kumari tras oír esto de los arboles
se sintió avergonzado. Los arboles no le daban madera porque sus intenciones no
eran las adecuadas. Él solo pensaba en crear armas para la guerra… que ejemplo
les estaría dando a los demás ositos con esa mentalidad tan absurda.
Tras reflexionar un tiempo sobre
esto, decidió lo que era correcto y regresó al bosque.
“¿Y bien? Percibimos un aura de
tranquilidad en ti joven Kumari. ¿Cuál es tu respuesta?”
- Mis intenciones eran las de crear
armas únicamente para matar pero ahora he comprendido lo que intentabais decirme. Debo
daros las gracias por vuestra sabiduría. De no ser por vosotros mi visión
estaría más nublada que nunca. Solicito un poco de vuestra madera para llevar a
mi pueblo a un futuro prospero y lleno de felicidad. Esta es mi respuesta.
“Vemos a través de tu corazón
joven… y tus intenciones son sinceras. Tienes
nuestro permiso para adentrarte en lo más profundo del bosque de los dulces.
Una vez allí uno de los árboles ablandecerá su corteza y te permitirá obtener
su madera. No defraudes su confianza o la madera se pudrirá y quedará inservible”
Y así el joven Kumari se adentró en
el bosque y consiguió la madera del árbol que más había confiado en él.
A partir de ese momento la
obtención de madera se convirtió en un ritual para los ositos de gominola.
Todos los ositos tenían que enfrentar esa prueba una vez en la vida. Tenían que
conseguir la confianza de unos seres capaces de ver el corazón y las verdaderas
intenciones de cada uno. Una autentica prueba de valor y sinceridad.
Javi a pesar de que solo tenía 10
años se decidió a hacer la prueba del bosque y se aventuró hacía allí. Aunque
estaba un poco asustado sabía que tenía que hacerlo y no titubeó ni un segundo
cuando los arboles empezaron a hablarle.
Los arboles vieron que no era un
osito lo cual les sorprendió bastante pues estaban acostumbrados a ver a los
ositos ya que eran los únicos que entraban en el bosque de los dulces.
El aura que desprendía Javi era
realmente abrumadora. Aunque solo era un niño sus intenciones eran verdaderas.
Quería realmente devolver el orden al mundo de Windfair.
Los arboles jamás habían visto nada
parecido. Era la primera vez que alguien demostraba ser tan puro y enseguida
comprendieron que su destino era salvar el mundo.
Por primera vez en la historia,
todos y cada uno de los arboles ablandecieron su corteza y le permitieron
obtener la madera necesaria para elaborar un escudo resistente y una fuerte
espada.
Tras la recolección de la madera,
los arboles más sabios introdujeron la esencia de uno de los grandes guardianes
del bosque de los dulces en la espada para que protegiese a aquel joven de
cualquier peligro.
Mientras Javi se iba escuchó la voz
de los árboles: “Ven a vernos de vez en cuando, nos haría mucha ilusión que
vinieras y nos contarás las historias de tu viaje”.
Javi llegó a la aldea con la madera
de mayor calidad que los ositos habían visto nunca. Todos se quedaron realmente
asombrados por aquella hazaña y mientras Javi les contaba como había ido todo,
el osito herrero Keeki comenzó el proceso de elaboración.
Tras mezclar la espada y el escudo
con los zumos de sabores y dejarlas 3 días y 3 noches bajo el sol y la luna, se
endurecieron suficiente como para resistir cualquier impacto.
Ahora… Javi ya estaba preparado para iniciar su
entrenamiento y dar un paso adelante para cumplir con su destino.
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