Tras más de un mes sin
publicar nada, no por falta de tiempo, sino más bien por la vagancia
tradicional que generan en mi las vacaciones de verano, os traigo una reseña
del que hasta ahora ha sido el mejor viaje al extranjero que he hecho.
Siempre he ido con mi
familia a lugares de Europa cercanos como Londres, París o Italia, pero este
año he finalizado mis estudios del grado de economía y decidí que era buen
momento para lanzarme a la aventura de realizar un viaje en solitario. ¿Y a
donde decidí ir? Nada especial, a un lugar que está aquí al lado, nada más ni
nada menos que a Japón.
Sí, mis queridos
lectores, decidí que mi primer viaje en solitario sería a lo grande, y creo que
los más de diez mil quilómetros que separan a España de Japón cumplen este
requisito. Sí, lo sé, se lo que estáis pensando: ¡¿Pero cómo te vas a Japón
solo?! ¿Qué pasa con el idioma? ¿Y con el transporte? ¿Y con la comida? ¿Y el
hotel? y un largo etcétera.
Tenéis razón, todos
esos son problemas con los que habría tenido que lidiar si hubiese viajado
solo, pero lo cierto es que no lo estaba. Viajé con un guía que organiza viajes
a Japón dos veces al año llamado Alfonso al que encontré gracias a sus
publicaciones en Twitter a través de la cuenta Japón entre amigos.
La ventaja principal de
viajar así es que Alfonso se encarga de todo, de los billetes de avión, de la
reserva de hotel, del Japan Rail Pass (que es un pase para turistas para
moverse por Japón), la excursión al monte Fuji... y en definitiva, que no vas a
tener que preocuparte por absolutamente nada, bueno sí, de renovar el pasaporte,
que yo me hice el mío cuando tenía 3 años y creo que he cambiado un poco desde
entonces. Cosas de la edad.
Japon entre amigos. Un
nombre sencillo pero que inspira confianza. A pesar del
nombre lo cierto es que los amigos los harás allí o durante el viaje de avión,
porque si vas solo como yo, el resto de tus compañeros de viaje serán completos
desconocidos. Sin embargo, todos tendréis un denominador común que es la pasión
por Japón y su cultura. Y os puedo asegurar que solo este hecho, hará que
cuando volváis del viaje lo hagáis con un montón de nuevos amigos.
Pero dejemos las
formalidades y vayamos directos a mi experiencia, así os haréis una idea de
cómo me lo pasé en Japón y si considero que es una experiencia recomendable,
que ya os puedo avanzar que la respuesta es un rotundo sí.
El primer día fue el
viaje, 4 horas hasta Estambul y luego otras largas 11 horas hacía Japón. Además
estuvimos 8 horas en Estambul para hacer escala, por lo que ya os podéis
imaginar donde comenzó la amistad con todos los miembros del grupo.
Presentaciones, muchas risas, y sobretodo muchas ganas de llegar a nuestro
destino.
Cuando llegamos allí,
el "jet lag" fue totalmente eclipsado por las ganas de empezar a ver
cosas, hacer fotos, vídeos, comprar de todo y disfrutar del viaje. Desde la
estación hasta el hotel no podíamos dejar de alucinar, todo era tan diferente,
las calles, los edificios, la publicidad... estábamos en Japón.
En el hotel me quede
aun más boquiabierto, porque era tradicional pero jamás pensé que lo sería
tanto. Era una auténtica pasada. Cuando me compre una casa os juro que pediré a
un diseñador de interiores que me haga una casa como esta habitación:
Un poco de Viakal no le haría daño, la verdad |
Esto es genial |
El famoso inodoro japonés, con botones para todo |
Dormir en futon es más cómodo de lo que pensaba |
Como no podía ser de
otra forma, al entrar había que descalzarse, y para más tradicionalismos ¡el
baño era como el de Shin Chan! Ducharse sentado no es tan incómodo como
pensaba, de hecho es bastante cómodo y si no queréis gastar energías de pie
mientras os ducháis, es perfecto. Además el retrete estaba separado del baño y
tenía un sin fin de botones raros para probar, típico de Japón.
Por
último, para rematar el estilo de la casa de Shin Chan, el suelo era de tatami
y las camas eran futones. Más japonés imposible.
Son
las 8:30 de la mañana y el día comienza con un: "Vamos a Ueno y a Odaiba".
Si os digo esto de sopetón probablemente me miraríais con cara de no tener ni
idea de que hacer y os iríais corriendo a Internet a mirar cómo llegar, qué
lugares recomendados hay para visitar, sitios para comer... y sin daros cuenta
habréis perdido 1 hora o más intentando resolver todas esas preguntas.
La
ventaja de tener a Alfonso con nosotros es que él nos llevaba por los sitios,
nos indicaba lugares para comer y nos daba explicaciones sobre algunos templos
y cosas curiosas sobre Japón, todo ello sin coartar la libertad a los usuarios
en ningún momento, ya que si queríamos estar más tiempo en algún lugar, o queríamos
pararnos a comprar alguna cosa en una tienda, Alfonso siempre nos esperaba o,
en el caso de que el tiempo apremiara, nos daba indicaciones para llegar a una
determinada hora a un punto de reunión.
Esto
último es quizás una de las mejores cosas que puedo destacar de Japón entre
amigos, ya que te permite disfrutar de un viaje personalizado y una experiencia
inolvidable, sin las presiones típicas de algunas agencias de viaje que suelen decir
cosas como: "Tenemos reservado este lugar para comer a esta hora y estas
entradas para este sitio a esta otra, no podemos perder más de cinco minutos
aquí". Este tipo de frases lo único que consiguen es hacer que viajes con
prisas, estresado, y no te permite disfrutar al máximo.
Además
de la libertad, el itinerario está configurado para todo tipo de personas y
gustos al mezclar tanto la parte más tradicional de Japón con la parte más
moderna y "friki" del mismo. Por poneros un ejemplo, si os gusta el
anime tendréis vuestras dosis de frikismo en Akihabara y Nakano Broadway, pero
si por el contrario este mundo no os llama mucho la atención, tendréis vuestra
parte tradicional con lugares tan preciosos como Kyoto o Asakusa.
Hay bolsas dentro de las bolsas |
A
todo esto hay que sumarle también dos días libres que puedes dedicar a lo que
más te guste. En mi caso ya os podéis
imaginar lo que hice, el primer día fue algo así: "Hasta luego, me voy a
Nakano Broadway" y volví con 8 bolsas cargadas de figuras, manga,
doujinshi, llaveros y muchas más cosas que me encantan. El segundo fue un viaje
a Nara para ver los ciervos y el Todai-ji, donde se encuentra una gran estatua de buda.
No
lo he mencionado pero ya os podéis imaginar que Alfonso nos daba todas las
indicaciones necesarias para ir a donde quisiéramos así que perderse no era una
opción... salvo si eres como yo y tienes un sentido de la orientación nulo. Sí,
me perdí en Ikebukuro y luego en Shinjuku antes de llegar a Nakano Broadway.
Nakano Broadway |
¡Pero
no hay mal que por bien no venga! Estaba buscando el Animate de Ikebukuro que
lo habían trasladado, y al final lo encontré, al Animate, al Mandarake y a una
tienda en la que vendían cosas de anime muy baratas de segunda mano. Ah, y una
tienda donde encontré el molde de tren que quería para hacer onigiris. ¿Qué? No
os riais ¡En realidad lo tenía todo planeado! (No cuela, ¿no?)
Tuvimos
también la oportunidad de ver los fuegos artificiales de Miyajima, algo difícil
ya que la exhibición de los mismos depende de las condiciones climáticas y
muchas veces los cancelan. No hay palabras para describirlos, fueron realmente
espectaculares.
Otra de las ventajas de ir con Alfonso es que saca unas fotos tan espectaculares como esta |
El
transporte en Japón hace honor a su fama, puntualidad absoluta. Si llegábamos
un solo minuto tarde perdíamos el tren. Y aunque pueda parecer exagerado, os
prometo que no es broma. Además el interior de los trenes estaba impoluto, a
diferencia de los de aquí, por desgracia. Nos llevan años de ventaja.
En
cuanto al tema del manga y el anime, es bien sabido que Japón es la cumbre de
este tipo de entretenimiento pero debo advertiros que yo, personalmente, me
llevé una decepción.
Aunque
iba preparado para llenar la maleta de cosas frikis, lo cierto es que no
encontré ni la mitad de las cosas que estaba buscando, y no por falta de tiempo
o de dinero, sino porque la sociedad japonesa es tan consumista que arrasa con
las tiendas en menos que canta un gallo.
Os
pondré un ejemplo: El pasado mes de abril se estrenó la serie de Owari no
Seraph y tuvo un gran éxito en Japón y también a nivel internacional. Yo iba
pensando en comprarme alguna figurita de Mika o de Yuichiro, o alguna cosa
relacionada con esta serie. La sorpresa fue que por más que buscara no
encontraba absolutamente nada, ni siquiera un triste llavero o una chapa.
Otro
ejemplo similar seria Arslan Senki, de la cual lo único que vi fue una funda de
iPhone. Ni siquiera un póster o alguna chapa, y eso que estaba anunciada en
Akihabara y llevaban ya 20 capítulos en emisión.
Y
os estoy hablando de series actuales, como intentemos remontarnos a series del
año pasado como Nagi no Asukara o Noragami, lo mejor es que abandonéis toda
esperanza.
¡¡¡Yo quería comprar más cosas!!! |
¡Dejad algo para los turistas! |
Un
poco decepcionante, la verdad. El guía que nos llevó al Monte Fuji me explicó
el por qué sucede esto. Básicamente los japoneses compran todo en pre-venta, es
decir, que si sacan 100 unidades de una figura, 95 ya están vendidas mucho
antes de que toquen la tienda, y las otras 5 son para el primero que llegue y
las vea. Así que para turistas no queda nada.
Evidentemente
las series más venden pues si tienen su merchandising disponible, véase los
animes de deportes como Haikyuu!!, Free! o Kuroko no Basuke. También el kodomo
del momento: Youkai Watch, y cosas del juego de cartas Touken Ranbu. Ah, y
luego infinidad de cosas de One Piece. Si os gusta esa serie no os preocupéis
que hay de sobra.
Podría
seguir hablando eternamente de Japón, pues no se merece menos, pero ya conocéis
el dicho: "Una imagen vale más que mil palabras", así que a
continuación pondré una serie de imágenes para que os sintáis un poco más cerca
de Japón.
Por
último os dejo la página de Japon entre amigos, para que si alguna vez os
animáis a dar el gran salto y no tenéis con quien ir, o especialmente si es vuestra primera vez por Japón, lo hagáis acompañado de un guía con experiencia y otras personas con las que compartir los recuerdos inolvidables del viaje.