CAPITULO 6: ALARIA,
LA CAZADORA DE VIENTOS
Los Phantom
prosiguieron su camino para contarle a Arcan la poca información que habían
obtenido de Belazar. Durante el viaje se encontraron con un sinfín de criaturas
increíbles que parecían sacadas de los cuentos de leyenda. Algunas de ellas
eran agresivas pero las armas de los Phantom eran incapaces de hacerles nada
así que su única alternativa era correr a través de la frondosa vegetación para
evitar el conflicto.
Los bosques de Endalar
no se parecían en nada a ninguno de la superficie. Las copas de los árboles
eran muy altas y tapaban el cielo con un manto de hojas y ramas que únicamente
dejaba pasar pequeños rayos de luz que iluminaban el bosque y le daban una
belleza única. Parecían como pequeñas estrellas resplandeciendo entre la
oscuridad.
A diferencia de los
bosques de la superficie, todo en Endalar parecía tener vida y alma. Y
caminasen por donde caminasen, siempre se sentían observados.
Drew:
Bill, ¿no está esto demasiado tranquilo?
Bill:
¿Te has dado cuenta tú también? No me abandona la sensación de que no estamos
solos. Pero esta sensación es diferente a la de siempre, esta vez tenemos unos
ojos mirándonos fijamente…
Annie:
¿Puede ser alguna criatura? Mantengámonos alerta y preparados para atacar.
Tommy:
¿Qué… otra vez vamos a tener que pelear? Yo quiero jugar con estos animales.
Mira Annie, allí hay un conejo con alas. ¡Qué gracioso! -Dijo mientras se reía
y lo perseguía.
Annie:
¡Tommy! No estamos aquí de excursión. Estamos cumpliendo una misión importante.
Prepárate para correr si es necesario.
Tommy puso una cara
triste pero asintió con la cabeza. -¡Jugaremos otro día conejito!
El rugido del viento movió
las hojas de los árboles suavemente y entré el ruido de la brisa se escuchó un
leve susurro que decía: Ishn agar alor…
El viento comenzó a
soplar más seguidamente y el susurro se repetía una y otra vez… los Phantom se
estaban poniendo algo incómodos por no saber la procedencia de esa voz.
Drew:
Vamos a acelerar el paso. No sé qué significan esas palabras pero como es
habitual en este mundo, seguro que quiere que nos vayamos…
Drew recordó el anillo
que Arcan les dio antes de partir. Este anillo permitía entender a cualquier
criatura del mundo. Era un traductor de idiomas a tiempo real que enviaba
señales mágicas al cerebro en función de la lengua que se utilizaba haciéndola
inteligible para el portador del anillo.
Comenzaron a caminar a
un buen ritmo pero parecía como si no avanzasen… parecía como si algo los
estuviera reteniendo y no se podían mover del mismo punto…
Frain:
Bien si esas tenemos… ¡Sal de donde es-!
Antes de que pudiera
terminar su frase una flecha rozó la mejilla de Frain a gran velocidad abriendo
una pequeña brecha que empezó a sangrar casi al instante. El cuerpo de Frain ni
siquiera pudo reaccionar ante la abrumadora velocidad de aquella flecha. Si
hubiera querido matarle ahora mismo ya no respiraría.
???:
Controla tu lengua, Efhirn. Os he estado observando desde que os dirigisteis a
las tierras del nigromante. ¿Qué asuntos os traéis entre manos?
Frain se disculpó y
dejó sus armas en el suelo en señal de rendición. El resto de Phantom también
hicieron lo mismo.
Una figura femenina apareció
de entre las sombras. Era una autentica belleza, llevaba un traje azul con
rayas doradas bien ajustado al cuerpo y calzaba unas botas negras que parecían
hechas de cuerpo. En sus manos sostenía un arco largo y a su espalda cargaba
con un carcaj lleno de flechas.
Alaria:
No hace falta que bajéis vuestras armas, de todas formas no mataríais a nadie
con ellas. Me llamo Alaria y soy la líder de los cazadores de vientos. Contadme
que tramáis con el nigromante. –Dijo mientras preparaba una flecha y tensaba el
arco.
Drew:
Lo único que hemos ido a hacer es a recopilar información por orden de Arcan.
Alaria:
¿Arcan? ¿Que podría querer él de Belazar? Venid conmigo, quiero que me lo
expliquéis todo con detalle cuando lleguemos al pueblo.
Frain:
Perdona pero no tenemos tiempo que perder. Debemos ir a hablar con Arcan.
Alaria dejó escapar un
leve suspiro y gritó un nombre.
Alaria:
¡Salior!
Cuando dijo ese nombre
un leopardo gigante de color rojo salió de la nada y les bloqueó el paso.
Alaria:
¿Vais a venir conmigo o no?
Phantom:
V-Vale.
Siguiendo a Alaria y
vigilados de cerca por su fiel compañero Salior, se adentraron en las
profundidades del bosque. Sin embargo, en lugar de avanzar hacia abajo estaban
caminando hacia arriba y las copas de los árboles cada vez estaban más cerca de
sus cabezas.
Alaria:
Ya falta poco para llegar. Nuestro pueblo se encuentra en las nubes.
Frain:
¿E-En las nubes?
Alaria:
Por supuesto. Somos cazadores de vientos. Utilizamos el viento como arma y
también lo utilizamos como fuente de energía. Y el mejor lugar y donde sopla un
viento más fuerte es sin lugar a dudas el cielo. Ya estamos. Ahora subid al
lomo de Salior, él os llevará hasta el pueblo.
Sin saber cómo habían
llegado allí, se encontraban flotando en el aire siendo arrastrados por las
corrientes de viento que Alaria invocaba. Era como si el viento obedeciese la
llamada de Alaria. Ella flotaba grácilmente en el cielo azul y a pesar de su
cara seria parecía estar feliz.
A medida que dejaban
atrás las copas de los árboles los Phantom se dieron cuenta de la altura a la
que estaban. Parecía mentira que unos árboles pudieran crecer hasta casi tocar
las nubes. Cuando llegaron al pueblo de Alaria se quedaron realmente
asombrados.
Era una ciudad encima
de las nubes. Pero estaba construida como si se hubiera hecho en tierra. Las
estructuras de madera y las grandes torres de piedra eran sólidas y parecía
mentira de que algo así se pudiera aguantar en las nubes. Alaria miro sus caras
de sorprendidos mientras caminaban por los caminos de piedra que no pudo evitar
darles una explicación para que se calmaran.
Las nubes no son lo que
aguantan nuestra ciudad, idiotas. Es el propio viento el que mantiene esta
ciudad a flote. Gracias a él nuestra raza ha podido sobrevivir durante eones en
el mundo y por ello para nuestra gente el viento es un Dios muy respetado. Sin
su dominio, nuestras flechas no serían tan veloces, ni nuestras piernas tan
ágiles.
Alaria:
Venid, vamos a la sala de reuniones y allí me contaréis todo lo que quiera
saber. Y si tenéis alguna queja mirad vuestros pies.
Los Phantom se miraron
los pies y vieron que los tenían recubiertos de alguna especie de capa de aire.
Alaria:
Eso es un hechizo que os permite caminar sobre las nubes. Si no queréis
contarme nada retiraré el hechizo y caeréis así que solicito amablemente
vuestra cooperación.
Drew:
No tenemos elección ¿no? Te diremos lo que quieras saber.
Alaria:
Comenzad por el principio. Quiero saber porque alguien de vuestra raza está en
Endalar.
Después de contarle a
Alaria toda la historia parecía bastante perpleja. Sin embargo no era algo que
le resultase del todo imposible.
Alaria:
Así que la superficie ha sido invadida por aquellos a quienes llamáis
“Draktian” y los pocos supervivientes que habéis podido encontrar conseguisteis
llegar por casualidad a Endalar… es bastante sorprendente.
Mientras estaban
hablando una guardiana entró a la sala de reuniones y le entregó un mensaje a
Alaria: Los paladines están aquí, mi señora.
Alaria:
¿Que querrán ahora? Hazles pasar.
3 guerreros ataviados
con armaduras pesadas entraron en la sala de reuniones y se dirigieron a hablar
con Alaria. El que parecía el líder comenzó a hablar.
Kandelz:
Saludos, cazadora Alaria. Mi señor me envía para hablaros de un asunto urgente
que requiere vuestra intervención. Una horda de muertos vivientes procedentes
de las tierras de Belazar ha atacado una de nuestras aldeas. Solicitamos su
ayuda para combatir a este ejército.
Alaria:
¿Pero no sois paladines? ¿El poder de la luz no puede contra un puñado de
esqueletos sin cerebro?
Kandelz:
Veréis… no es tan sencillo. La persona que está liderando a estos muertos
vivientes es… Adriel.
Los ojos de Alaria se
abrieron como platos con tan solo escuchar ese nombre…
Alaria:
¿Adriel? De acuerdo, los cazadores del viento colaborarán con los paladines en
esta misión. Efhirn, continuaremos esta conversación más adelante.
Únicamente dijo esta
frase, cogió sus armas y salió de la sala de reuniones en dirección al cuartel.
Parecía bastante enfadada.
Kandelz:
¡¿Efhirn?! ¡Por la luz!… hacía años que no veía a uno de vuestra especie. ¿Cómo
habéis llegado hasta aquí? ¿Qué hacíais con la cazadora de vientos?
Drew:
Fuimos obligados a venir, quería obtener información y no tuvimos más remedio
que obedecerla y decirle lo que quería oír.
Kandelz:
A mí también me encantaría haceros muchas preguntas, sin embargo creo que no
deberíais hablar con Alaria por ahora, debe estar pasando un momento difícil
ahora mismo.
Frain:
¿Por qué? ¿Tiene algo que ver con ese tal Adriel?
Kandelz:
Si… Adriel… es el hermano mayor de Alaria.