CAPÍTULO
22: UN NUEVO COMIENZO
La oscuridad reinaba en las
tierras de Belazar con más intensidad que nunca ahora que los muertos se habían
alzado. Los Phantom y sus aliados habían llegado al campamento base de los
paladines y se estaban preparando para asestar el golpe final al nigromante y a
sus lacayos.
Adramelech era la variable
más preocupante en este conflicto. Con el orbe antimagia en su poder, los magos
no podían usar todos sus poderes contra el enemigo, por lo que derrotar al
líder de los Dauroni era imprescindible para tener posibilidades de victoria.
Kandelz:
¿Estamos listos? Una vez nos adentremos en la marea de muertos vivientes no
habrá vuelta atrás. Más allá solo nos espera la muerte o la victoria.
Bill:
Es la hora de poner punto y final a esta historia. La humanidad se alzará de
nuevo, tanto en la superficie como en Endalar.
Drew:
¡Bien dicho, Bill! Como ya acordamos nos dividiremos en dos grupos, el primero
estará formado por Freya, Annie, Tommy, un escuadrón de los paladines y Phina
que proporcionará apoyo desde una distancia segura con sus runas. El segundo lo
compondremos los magos, Kandelz y el resto de los paladines, Frain, Bill y
finalmente yo. ¿Conocemos nuestra misión?
Annie:
Hacer entrar en razón a Adramelech y destruir el orbe. Si no es posible hacerle
entrar en razón, usaremos la fuerza para dejarlo inconsciente.
Bill:
Mientras tanto nosotros nos abriremos paso hasta el castillo de Belazar, donde
probablemente se encuentre encerrado Arcan. Los magos aguardarán la señal del
primer equipo para entrar en escena. Una vez puedan usar sus poderes libremente
empezará el asalto final.
Todos los valientes
guerreros y guerreras congregados allí asintieron y partieron en direcciones
opuestas hacía sus respectivos objetivos. En este viaje las bromas se habían
quedado atrás y todos los miembros de ambos equipos portaban unos rostros
serios y decididos a conseguir la victoria. Incluso Tommy, que era el más
despreocupado en estas situaciones, estaba concentrado en los enemigos del
frente.
Los paladines del primer
escuadrón comenzaron la carga contra los muertos vivientes, apoyados por Phina
que erigía barreras psíquicas con sus runas impidiendo que la abrumadora
cantidad de enemigos se abalanzasen sobre ellos al mismo tiempo.
Tommy lanzaba temibles
bombas de fuego que incineraban a los muertos con tal virulencia que eran
incapaces de volver a la vida. Lo único que quedaban eran un cúmulo de cenizas
y huesos esparcidos a varios metros de la zona del impacto.
Annie cubría la espalda de
Tommy y perforaba los cráneos de los enemigos con gran celeridad gracias a las
balas mágicas que le hizo Alaria y a la nueva arma mejorada que obtuvo en
Magmoria. Esta nueva arma tenía un uso ilimitado y podía usar al máximo la
energía acumulada en su interior. El resultado era demoledor.
Por otra parte Freya no se
quedaba atrás. Sus cuchillos combinados con su habilidad y experiencia la
convertían en una seria amenaza para todos los muertos vivientes. Se abría paso
entre sus filas mucho más rápido que los paladines y parecía no agotarse.
Cercenaba a esas viles criaturas una tras otra, sin que tuvieran tiempo a
reaccionar.
Tras 15 minutos de combate,
los no muertos parecían no tener fin. Pero como ya había dicho Kandelz, era
imposible regresar. Tras ellos solo aguardaba una oleada de muertos vivientes
avanzando sobre los miles de cadáveres que el primer escuadrón había dejado a
su paso.
Phina avistó algo desde el
cielo, los muertos vivientes parecían no adentrarse en una pequeña zona al este
de su posición. Sin embargo, esa zona estaba plagada de Dauroni y claramente
significaba el inicio de una segunda batalla incluso peor.
Los paladines se quedaron
atrás para mantener a raya a los muertos vivientes mientras el resto del
escuadrón se dirigía directo hacía el territorio Dauroni. No había tiempo para
mirar atrás, no había tiempo para preocuparse por los compañeros que se habían
quedado defendiendo la retaguardia, era una apuesta de todo o nada. Adramelech
les estaba esperando.
Freya y Annie comenzaron a
barrer a los soldados Dauroni como si fueran moscas, uno tras otro iban cayendo
ante el implacable duo sin tener tiempo a reaccionar. Phina y Tommy avanzaban
sigilosamente entre los arbustos tratando de encontrar la guarida de
Adramelech. Gracias a la runa de invisibilidad de Phina y al enorme ruido que
estaban provocando Freya y Annie, podían adentrarse sin ser detectados.
Llegaron a una especie de
anfiteatro, con unas gradas que envolvían un foso lleno de calaveras y sangre.
Al frente había una especie de torre, que actuaba a modo de mirador para el
máximo representante de la zona, probablemente Belazar, aunque ahora debería
ser Adramelech. En el foso también habían cuatro trampillas desde donde se
podían escuchar unos gritos agónicos que se ahogaban en un pantano de sangre
hirviente.
Los gritos eran de magos
que estaban siendo arrojados por guerreros Dauroni al rio de sangre que
circulaba en el subsuelo. Tras aquel espectáculo macabro se ocultaba una imagen
aun más preocupante, un centenar de magos enjaulados esperaban su turno para
emprender un viaje hacía una muerte prematura. Tommy miró enfadado aquella
escena y empezó a idear un plan para liberar a los magos.
Annie y Freya acababan de
llegar al pie del anfiteatro arrastrando tras de sí una marea de Dauroni
muertos. Desde lo alto de la colina Tommy hizo una señal a Annie para indicarle
su posición y acto seguido descendieron con precaución para no ser detectados.
Tommy:
Adramelech no está aquí pero los Dauroni están matando a los magos y parece que
todavía tienen muchos prisioneros.
Annie:
Unos refuerzos nos vendrían bien, si los rescatamos y derrotamos a Adramelech
nos serán útiles en la batalla contra Belazar. Me pregunto cómo le irá al
segundo escuadrón...
Freya:
Estoy seguro que también tienen asuntos de los que preocuparse, por ahora
debemos pensar que hacer para liberar a esos magos.
Phina:
Tommy y yo podemos hacer volar el anfiteatro por los aires. Una de sus bombas
más tres o cuatro runas de amplificación en los pilares maestros y se acabó.
Annie:
Pero eso implicaría una infiltración completa, y no sabemos el número exacto de
enemigos. Si son Dauroni podemos continuar como hasta ahora pero no me gustaría
verme rodeada de ellos y que apareciese Adramelech entre las sombras.
Freya:
Pero quizás no sea mala idea. Una explosión así sería el reclamo perfecto para
atraer a Adramelech hacía nosotras.
Phina:
Para no vernos sobrepasados por sus números, podemos preparar trampas por toda
la zona antes de hacer estallar el anfiteatro. Podemos detonarlas si lo
necesitamos para salir del apuro.
Annie:
Bien, así lo haremos. Comencemos la operación.
Mientras el primer
escuadrón comenzaba los preparativos para salvar a los magos cautivos y hacer
salir a Adramelech de su escondite, el segundo escuadrón continuaba abriéndose
paso entre las filas de los muertos vivientes para llegar a la fortaleza de
Belazar.
Kandelz:
En breves entraremos en una zona realmente peligrosa, preparad las armas y
afianzad vuestras defensas.
Drew:
Los muertos vivientes se acaban allí, ¿acaso no se atreven a invadir el terreno
privado de Belazar?
Frain:
No se tu, Drew, pero a mí me daría bastante miedo pisar una rosa del jardín de
alguien que controla a los muertos.
Drew:
¿Rosas? Aquí solo hay muerte y putrefacción. Pero buena metáfora, Frain. Si
salimos de esta recuérdame que te suba el sueldo.
Alaria se había quedado en
la retaguardia junto a los paladines y la ciudad flotante de Sal'Irah para
evitar que los muertos vivientes invadieran todo Endalar. Los cazadores de
vientos formaron un muro infranqueable en la frontera mientras sus flechas
ensombrecían el cielo.
Kandelz:
Nunca entenderé como funcionan vuestras mentes, Efhirn, bromear en estos
momentos es contraproducente.
Drew:
El humor es lo que nos mantiene vivos en la superficie. Sin él la vida sería un
verdadero aburrimiento.
Kandelz:
Interesante... por ahora centrémonos en derrotar al nigromante. Ya hemos
entrado en sus tierras privadas. Vosotros ya habéis estado aquí una vez,
decidme que peligros nos acechan.
Bill:
Hay una extraña criatura que es el guardián de este páramo. Parece inmortal y lo
único que pudimos hacer fue retrasarla gracias a uno de nuestros miembros más
prometedores, Tommy, que desintegró su cuerpo mediante una poción alquímica. Si
mal no recuerdo su nombre era Alphegor.
Kandelz:
¿Alphegor? ¿La serpiente del inframundo? ¡Paladines, formación defensiva!
Los magos erigieron
barreras mágicas que detectarían cualquier movimiento en la zona y los
protegería en caso de ser asaltados.
Zigael:
Recordad que ese monstruo, Adramelech, tiene en su poder el orbe que anula la
magia. No sabemos cuál es su rango de alcance pero si lo activa es posible que
el escudo mágico se disipe.
Bill:
No te preocupes, estaremos preparados ante cualquier eventualidad.
Una voz tétrica comenzó a
resonar entre las rocas que rodeaban los dominios de Belazar, del interior de
las cuevas comenzaron a salir murciélagos que alzaban el vuelo, dejando tras de
sí un sonido estridente que acompañaba la voz por todos los rincones.
Alphegor:
Sabía que vendríais... el maestro me alertó de vuestra llegada...
Drew:
Preparaos para el combate.
Kandelz:
¡Muéstrate, bestia!
Alphegor:
El maestro no quiere que nadie le moleste... es una pena que vuestro viaje
acabe aquí.
Frain:
Eso está por ver.
Una nube de vapor se
abalanzó sobre los Phantom y los paladines, envolviéndolos por completo. Los
magos fueron engullidos por una niebla más densa, dentro de la cual se alzaba
una figura oscura que devoraba a los magos sin compasión.
Kandelz junto sus manos con
la de sus hermanos de armas e invocaron un espíritu de luz que disipó la niebla
y comenzó a atacar a Alphegor. Armadura dorada, alas de ángel, y con la espada
vengativa en alto eliminando la oscuridad.
Alphegor era una serpiente
negra con un cuerpo etéreo y sus colmillos duplicaban el tamaño de la espada
del espíritu de luz. La batalla comenzó pero los ataques del espíritu no
alcanzaban a Alphegor, pues una espada no puede hundirse en un enemigo sin
carne. Los ataques de la serpiente parecían hacer mella en el aguante del
espíritu, su noble armadura comenzaba a mostrar grietas y los paladines estaban
invirtiendo demasiada energía en mantener el cuerpo físico del espíritu.
Kandelz se sumó a la
batalla, levantando su mazo y propinando golpes contundentes a la piel de la
serpiente. Su cuerpo etéreo le protegía de la mayor parte del daño, pero el
arma del paladín parecía tener algo de efecto sobre él.
Alphegor lanzó ácido hacía
Kandelz pero el espíritu de luz se interpuso y recibió el letal golpe. Con la armadura
corroída por el ataque de la serpiente, los movimientos del espíritu estaban
limitados y su derrota era inminente. La serpiente de Belazar atacó sin piedad
y destruyó la última baza de los paladines.
La niebla volvió a envolver
la zona mientras Alphegor se reía por los inútiles esfuerzos de los paladines.
Alphegor:
Un digno esfuerzo... pero inútil... comenzaré devorándote a ti, insecto.
Kandelz:
¡Vamos, inténtalo!
Alphegor se abalanzó sobre
el paladín desde el arriba, pero ya había previsto que eso sucedería.
"¡Ahora!" -Gritó con fuerza.
Los magos supervivientes
lanzaron un hechizo de penetración sobre la maza del paladín, que con un rápido
movimiento hacía el cielo golpeó directamente la cabeza de Alphegor,
aplastándole el cerebro. Una herida mortal.
Alphegor, sin embargo,
antes de liberar su último aliento cercenó el brazo derecho de Kandelz, haciéndole
caer de rodillas al suelo, pero sin agachar la cabeza ni doblegar su espíritu.
Kandelz:
Te dije que te vencería, serpiente.
Alphegor:
No te lo tengas tan creído, insecto. No puedo esperar el momento en que esos
ojos se sumerjan en la desesperación...
Esas fueron las últimas
palabras del guardián de las tierras de Belazar. Dolorido, Kandelz se puso en
pie y alzó su maza con la mano izquierda en señal de victoria.
Kandelz:
El resto depende de vosotros, Efhirn. Traed la cabeza de Belazar y poned fin a
esta guerra.
Los Phantom y los magos,
cargando las esperanzas y los deseos del líder de los paladines continuo
avanzando hacía la fortaleza del nigromante. La batalla final estaba a punto de
comenzar.
En el extremo oeste de las
tierras oscuras, Phina y el primer escuadrón ultiman los preparativos finales
para iniciar el rescate de los magos y tenderle la trampa al líder de los
Dauroni.
Phina:
Las trampas ya están colocadas, y las bombas están en sus respectivos lugares.
Solo esperamos la señal.
Tommy:
¡Vuélalo, vuélalo por los aires!
Annie:
Yo ya estoy lista, cuando quieras podemos empezar la función.
Phina asintió y Tommy lanzó
una potente bomba hacía el anfiteatro desde una distancia segura. Phina empleo
una runa de viento para que la bomba llegará al centro y activó a su vez las
runas de amplificación previamente colocadas.
¡BOOOOOOOOM! La tierra
tembló con aquella espectacular explosión, que convirtió el anfiteatro en poco
más que un montículo de polvo combinado con las cenizas de los Dauroni que
estaban en él y en los alrededores. Gracias a la gran habilidad de Tommy con
las bombas y la maestría de Phina con sus runas, la onda expansiva no alcanzó
las jaulas donde estaban los magos.
Aprovechando la enorme nube
de humo generada por la explosión, el primer escuadrón se apresuró hacía los
prisioneros para liberarlos de sus jaulas, ahora custodiadas por unos pocos
guerreros dauroni, aun desorientados por lo que acababa de suceder.
Adramelech:
¿Qué creéis que estáis haciendo?
Freya:
Al fin te muestras, líder de los Dauroni.
Annie:
Mira a tu alrededor, Adramelech. No tienes más opción que rendirte.
Adramelech:
¿Rendirme? ¿Ante unas ratas como vosotros? Habéis olvidado un pequeño detalle,
YO tengo el orbe mágico en mi poder. ¡Sucumbid ante su poder!
Phina comenzó a notar como
el maná de su cuerpo empezaba a ser succionado, pero la runa de protección que
había preparado de antemano amortiguó el dolor. Por otro lado, Tommy, Annie y
Freya, aunque notaban la presión del orbe, estaban siendo protegidos por las
armas mágicas que obtuvieron en Magmoria, cuyo poder superaba al del orbe de
Adramelech y era inmune a sus efectos.
Tommy:
Onee-chan, destruye el orbe con tu rifle. Freya y yo lo distraeremos.
Adramelech:
¿Cómo es posible que podáis moveros? Bah, no importa, os destruiré con mi
inconmensurable fuerza.
Freya esquivaba los golpes
contundentes del Dauroni mientras propinaba diversas puñaladas por sus piernas
y brazos con mucha agilidad. Tommy atacaba con bombas de humo que cegaban a
Adramelech para luego rematar con pociones de congelación que limitaban el
movimiento.
Annie disparó varias veces
su rifle, pero era difícil dar en el blanco a pesar de los esfuerzos de los
Phantom y de su gran habilidad. Por si fuera poco, las trampas de Phina que
había colocado para evitar que los guerreros Dauroni les rodeasen, estaban
perdiendo efecto por culpa del orbe.
El tiempo apremiaba.
Necesitaban acabar el combate rápidamente o la misión fracasaría. Con lo fácil
que sería dispararle en la cabeza... -pensó Annie. Pero entonces recordó la
lección número uno que le enseñó Alaria: "Un cazador nunca tira una única
flecha".
Apuntó con su rifle hacía
el orbe, y tras respirar profundamente disparó dos balas casi al mismo tiempo.
Una proeza digna de la mejor francotiradora. La primera bala fue esquivada,
pero Adramelech volvió a poner la mano en la misma posición justo después y
giró la cabeza para atacar nuevamente a Freya. Ese fue su error fatal. La
segunda bala destrozó el orbe en mil pedazos y liberó el poder que albergaba en
su interior.
Adramelech no pudo soportar
la presión del inestable orbe liberando su energía y cayó derrotado e
inconsciente al suelo. La visión de su gran líder derrumbándose hizo que los
demás Dauroni se encogieran de pavor y huyesen. Phina usó las runas de
contención a máxima potencia y atrapó a los Dauroni fugitivos.
Con la caída de Adramelech,
los magos no tendrían que temer por que sus poderes fuesen anulados y podrían
liberar su máximo potencial contra Belazar. Freya, Annie, Tommy y Phina
juntaron sus manos y lanzaron una bengala al cielo.
La luz roja iluminó con un
destello el cielo negro de las tierras oscuras. El segundo escuadrón recibió el
mensaje, ahora todo dependía de ellos.
Drew:
Ha llegado el momento. Con Adramelech fuera de escena, los magos podéis volver
a usar todos vuestros hechizos sin temor a que sean anulados. Es la hora de que
salvéis a vuestro líder.
Zigael:
¡Hermanos y hermanas, liberad vuestro poder y aplastad al traidor! El gran
archimago espera nuestra llegada, y las únicas palabras que espera oír de
nuestros labios es ¡VICTORIA!
Los magos aclamaron a
Zigael y avanzaron hacía la fortaleza de Belazar. Drew y los demás miembros del
segundo escuadrón les seguían de cerca, muy alertas ante cualquier enemigo que
pudiese aparecer.
Bill:
Esto no me gusta... Belazar ha dejado la puerta abierta...
Frain:
En mi pueblo a esto se le llama trampa, debemos avanzar con cautela.
Zigael:
No temáis, jovenes Efhirn, la magia es capaz de salvar cualquier obstáculo, por
difícil que sea. Abrid un portal por ambos lados, nos dividiremos en dos grupos
y liberaremos al archimago.
Bill:
Belazar no es un hombre necio, estoy seguro que tiene algo reservado.
Drew:
Coincido contigo, pero poco podemos hacer en esta situación. Tendremos que
aceptar su desafío.
El segundo escuadrón se
dividió en dos grupos, el primero formado por Zigael y un grupo de magos, y el
segundo compuesto por los Phantom y los magos restantes. Atravesaron los
portales sin problemas, pero ocurrió algo inesperado.
Los portales fueron
alterados y los condujeron directamente al foso de las mazmorras, donde un
Belazar impasible les esperaba sentado en su trono.
En el proceso, muchos de
los magos cayeron al pantano de agua verde que rodeaba el foso y fueron
devorados al instante por las pirañas fantasmales. Solo los más ágiles fueron
capaces de reaccionar antes de caer a las aguas mortales.
Drew perdió una de sus
pistolas mientras intentaba agarrarse desesperadamente a la pared, Frain y Bill
también consiguieron agarrarse a tiempo.
Belazar:
Bienvenidos, magos y Efhirn. Os he convocado en el foso de la muerte porque
tengo un evento especial para vosotros. He considerado que una ocasión así lo
merece.
Del techo empezó a
descender una jaula con barrotes mágicos y en su interior se encontraba Arcan,
que contemplaba con enfado las muertes de su gente y la crueldad de Belazar.
Arcan:
¡Zigael! No tendrías que haber venido. Coge a los magos supervivientes y huye
de aquí.
Zigael:
No podemos permitirnos perder a nuestro archimago, le necesitamos para seguir
descubriendo los secretos de la magia.
Arcan:
Belazar nunca ha planeado dejarme salir con vida, vuestras muertes son
innecesarias. No tenéis porqué morir aquí. Cometí un error y vosotros no tenéis
que pagar por ello.
Zigael:
No estamos solos, gran archimago.
Drew:
¡Arcan! Romperemos la celda sin importar qué.
Arcan:
¿Efhirn? ¿Por qué? Después de haberos expulsado de Endalar, ¿qué hacéis aquí?
Bill:
Es tal y como dijiste, la irracionalidad está en nuestro patrón de
comportamiento.
Frain:
Dejemos la conversación para más tarde, Belazar está a punto de hacer su
movimiento.
Belazar:
¿Yo? Por favor, que grosería. No sois dignos de enfrentarme. Tengo unos nuevos
juguetitos que lucharan encantados con vosotros... ¡EN FHIR ASH'UL!
Poco después de que Belazar
pronunciará esas palabras, del interior de las aguas salieron los magos que
habían caído en ellas, convertidos en marionetas sin cerebro al servicio del
nigromante.
Belazar:
¡Adelante, divertidme! -Dijo mientras se reía a carcajadas.
Zigael:
Maldito cerdo macabro... ¡Démosle la paz a nuestros hermanos, acabad con todos!
Belazar:
Oh... conmovedor... no dudas en atacar a tus viejos amigos... pero a veces no
todo en la vida sale como lo planeamos... ¡ASH ELL UST!
Los magos caídos empezaron
a sufrir mutaciones y se convirtieron en abominaciones gigantes con varios ojos
y brazos. Sus ataques eran mucho más potentes y peligrosos, lo que hizo que los
magos y los Phantom tuvieran que retroceder.
Esos monstruos parecían
inmortales, por más que les lanzaran hechizos no parecían sufrir ni un rasguño,
y solo los ataques combinados de varios magos podían causarles daños. La carga
de maná que suponía el vínculo de maná para canalizar un hechizo conjunto era
demasiado alta como para usarlo como arma.
Más de 10 abominaciones
continuaban atacando sin descanso a los magos y los Phantom, muchos de los
seguidores de Zigael ya habían caído, y Drew y los demás a duras penas podían
contener sus ataques.
Mientras el combate tenía
lugar, la jaula del archimago continuaba bajando y era solo cuestión de tiempo
que llegara a su fatal destino. A Bill se le ocurrió una idea, pero era
arriesgada y no tenían tiempo para comentarla en medio de la batalla.
Bill:
¡Zigael! ¿Puedes conseguirnos unos segundos?
Zigael:
¿Qué? Arg, si tienes un plan te conseguiré todo el tiempo que pueda.
Zigael erigió un escudo de
energía que bloquearía los ataques de las abominaciones durante un tiempo, pero
la virulencia de los mismos auguraba que sería un periodo muy breve.
"¡Daos prisa!" - Gritó el mago.
Bill:
Drew, tus pistolas son la clave del éxito. Belazar no sabe que hemos ido a
Magmoria, y aunque lo supiera dudo mucho que haya notado que las armas
encantadas que tenemos son diferentes de las anteriores. Esa será nuestra baza.
Drew:
¡No tenemos tiempo, ve al grano!
Bill:
La magia no puede romper los barrotes de la jaula de Arcan, pero tus pistolas
creo que serán capaces.
Drew: ¿Me
estas pidiendo que le a un barrote con una sola bala, entre una marabunta de
abominaciones, que lo atraviese, y que no mate a Arcan en el intento? Muy bien,
está será una proeza para contarle a mis nietos... cuando los tenga.
El escudo cedió y Drew
aprovechó el instante para colocarse en posición de ataque y apuntar a la jaula
de Arcan. El disparo podría costarles la vida, tanto a ellos como al archimago,
fallar no era una opción.
Respiró hondo y buscó un
hueco entre las abominaciones que corrían hacia él. Espero hasta el último
momento y disparó...
La bala perforó la jaula de
Arcan y el archimago aprovechó la oportunidad para escapar y saltar al vacío.
Empezó a levitar y lanzó un hechizo que acabó con todas las abominaciones sin
compasión.
Belazar estaba en pie. Este
resultado no estaba en sus planes.
Belazar:
¡Hahahaha! No me equivocaba contigo, joven Bill. Sin duda algunas tienes una
inteligencia sobrenatural, has superado mis expectativas.
Arcan:
Belazar... tus pecados han traído la guerra a nuestro mundo, incontables vidas
se han perdido por tus ansías de poder... el destierro no será suficiente esta
vez. ¡Te condeno a muerte!
Belazar:
Bonitas palabras... pero no será tan sencillo. ¡AND'URAHN!
Arcan sin inmutarse levantó
la mano y pronunció un hechizo: AEGIS, que destruyó la fortaleza de Belazar en
un abrir y cerrar de ojos. Drew y los otros magos ahora estaban en un crater en
medio de un terreno desolado contemplando las dos figuras que se alzaban en el
cielo y que luchaban con tesón.
Arcan y Belazar
intercambiaban sus hechizos de destrucción, creando destellos en el cielo que
lo iluminaban y oscurecían de manera intermitente. Estaban muy igualados y
ninguno de los dos tenía la intención de ceder.
Belazar:
¡Si seguimos así nos autodestruiremos los dos!
Arcan:
¡Si con ello traigo la paz a Endalar, que así sea!
Belazar:
Interesantes palabras teniendo en cuenta de que has sido tú el que has llevado
a Endalar a esta situación... los Dauroni nunca habrían llegado si no hubieses
salido de Endalar...
Arcan:
¡Aceptaré mis errores y los de mi padre, pero no dejaré que alguien como tu
arruine el futuro de mis discípulos!
Belazar:
No importa cuántas veces intentes rehacer tu vida, siempre traerás el caos y la
destrucción allá donde vayas... ¡ninguna sociedad estará a salvo contigo!
Arcan: Yo
de ti dejaría de malgastar saliva innecesariamente, esto solo puede acabar de
una forma y lo sabes.
Arcan lanzó un gran hechizó
que golpeó a Belazar y lo estrelló contra el suelo... sin embargo, se había
protegido en el último segundo y minimizó los daños...
Sangrando y malherido,
continuo incesantemente lanzando hechizos contra Arcan mientras se acercaba
hacía su posición. Cuando estuvo lo suficientemente cerca del suelo, Belazar
usó una sucia estratagema e invocó unas garras de sombras del subsuelo que inmovilizaron
a Arcan y no pudo bloquear el hechizo de Belazar.
Arcan:
Maldito... siempre tienes trucos bajo la manga...
Belazar: Hahaha...
y tú siempre caes en ellos. Si los Efhirn no hubiesen interferido ahora mismo
estarías siendo devorado por pirañas fantasma. Tiene gracia... las criaturas a
las que considerabas inferiores y a las que despreciabas te han salvado la
vida... qué ironía. Sin embargo... esta batalla acaba aquí.
El nigromante sacó una daga
negra de la túnica y comenzó a invocar a los espíritus de los muertos. Arcan no
podía dar crédito a lo que veían sus ojos, era la daga maldita de Adrazzim, un
objeto mágico que fue prohibido y destruido por su terrible poder. O eso creían
todos.
Belazar:
Esa es la cara que quería ver, Arcan. Tus ojos se inundan de la desesperación.
Es una hermosa vista antes de morir -Dijo mientras se reía como si estuviese
poseído.
Arcan:
¡Idiota! ¡Nos condenarás a todos! Tu también morirás.
Belazar:
No... yo solo me adelantaré. La muerte nos espera a todos por igual, magos o efhirn.
¡Este mundo llega a su fin!
Belazar se clavó la daga de
Adrazzim y atravesó su corazón maldito. Mientras el frío del acero maldito
penetraba en su cuerpo, el nigromante sonreía y miraba como se desvanecían las
esperanzas de los guerreros que habían venido a acabar con él. La daga comenzó
a derretir la carne de Belazar y devoró su alma, al mismo tiempo que se elevaba
hacía el cielo y abría una brecha dimensional en él.
Arcan:
Se acabó... lo ha perforado todo... -Dijo mientras agachaba la cabeza.
De la brecha dimensional
empezó a brotar una densa oscuridad que se extendía por todo Endalar y se abría
paso hacía la superficie con la intención de inundar todo el planeta de
tinieblas. Los magos y los Phantom contemplaban impotentes como la oscuridad
devoraba el mundo para siempre.
Adramelech:
No... ¡este no era el trato! ¿Qué está pasando? -Dijo al despertar de su sueño.
Phina:
Es el fin de los tiempos... el hombre al que has estado apoyando acaba de
sentenciar este mundo al abismo. Y tu gente también perecerá aquí.
Adramelech:
¡No! Arg, mi cabeza... debemos regresar a Magmoria. Allí estaremos seguros.
Annie:
¿No guardas rencor hacía los magos? Este escenario es en parte culpa tuya.
Adramelech:
Los magos nos causaron mucho sufrimiento... pero finalmente habíamos encontrado
un lugar donde éramos felices. No entiendo como ese nigromante pudo engañarme
de esta forma. ¡Pero aun estamos a tiempo! Regresemos a Magmoria. ¡Mi gente os
dará cobijo, lo prometo!
Phina:
Es demasiado tarde... si abrimos un portal hacía Magmoria, el planeta será
engullido por la oscuridad. La muerte es el único destino que nos espera...
Tommy:
Onee-chan, me alegro de haber vivido aventuras contigo y con los demás. Me lo
he pasado muy bien a vuestro lado.
Freya:
No podemos rendirnos, Tommy, no después de haber llegado tan lejos. Guarda esas
últimas palabras para cuando tengas 80 años.
Annie:
Freya tiene razón. Debemos encontrar la manera de salir de esta.
Phina:
Hah... la estupidez de los efhirn nunca dejará de sorprenderme. ¿Cómo podéis
ser tan optimistas en una situación como esta?
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Drew:
Me pregunto cómo estarán Annie, Freya y Tommy... está claro que no los
volveremos a ver con esta oscuridad.
Bill:
Es la primera vez en mi vida que no tengo un plan para solucionar una
situación. Heh, es una sensación que jamás pensé que sentiría.
Frain:
¿Y eso, Bill? ¿Te estás poniendo triste?
Bill:
En absoluto. Desde el día que entré a los Phantom me acerqué peligrosamente a
esa delgada línea que separa la vida y la muerte. Era solo cuestión de tiempo.
Drew:
Tu siempre tan racional... en fin... ¿qué hacemos?
Arcan:
Salvar el mundo.
Drew:
¿Cómo has dicho?
Todos los Phantom y los
magos miraron a Arcan sorprendidos por aquellas palabras.
Arcan:
Nunca pensé que llegaría este día, pero ha llegado la hora de usar el último
hechizo que me dejó mi padre antes de morir. Ahora entiendo por qué me lo enseñó.
Zigael:
No... maestro, ¡no lo haga! ¡Está prohibido!
Arcan:
¿Acaso crees que las normas pueden prevalecer en un mundo envuelto en la más
profunda oscuridad? Es hora de que pague por mis pecados de pasado, y
especialmente por los pecados de mi padre.
Zigael:
No puedes hacer ese hechizo. Ni siquiera sabemos si funcionará.
Arcan:
No tenemos alternativa. Zigael, escucha con atención mis palabras.
Zigael:
¡Sí, señor!
Arcan:
Te ofrezco mi gran legado, mis esperanzas y las de los habitantes de Endalar
ahora recaerán sobre tus hombros. Confío que sabrás llevar esta pesada carga
con orgullo y honor, y que sabrás guiar a nuestro pueblo hacía un futuro lleno
de prosperidad y alegría.
Zigael:
Acepto su legado. No fallaré en la grandiosa tarea que me ha sido encomendada.
Tienes mi palabra de honor, archimago.
Arcan:
Tengo unas palabras para vosotros también, Efhirn. Quiero pediros disculpas por
todo lo que ha sucedido hasta ahora, mis pecados del pasado han destruido la
superficie y han acabado con vuestra especie, y lo peor de todo es que yo he
hecho caso omiso a este hecho y os he tratado con desprecio y odio, tal y como
hacía la inquisición con nuestra gente en el pasado. Quiero compensaros el daño
que os he hecho, se que no será suficiente pero espero que algún día podáis
perdonarme por mis actos.
Drew:
No hay nada que perdonar, Arcan. Magos o Efhirn, seguimos siendo seres humanos.
Y una de las cualidades de los humanos es que sabemos perdonar. No te guardamos
rencores por lo que hiciste, solo buscabas lo mejor para tu gente,
probablemente hubiésemos actuado igual, no hay nada que lamentar.
Bill:
Nunca olvidaré todo lo que me has enseñado. Esos conocimientos para mi valen
más que cualquier cosa que pudieses darnos. Te estoy agradecido.
Arcan:
Gracias, no sabéis lo mucho que significa para mí. ¡Zigael! Esta es mi última
orden como archimago: ¡Lleva a los magos hacía un futuro lleno de felicidad!
Tras esas palabras cargadas
de esperanzas, Arcan dibujó un círculo mágico en el suelo y empezó a pronunciar
un hechizo y Arcan comenzó a alzarse hacía el cielo guiado por un pequeño
torrente de luz. "Entrego mi inmortalidad y mis años de vida, para que el
tiempo de una segunda oportunidad y bañe de luz y esperanza las vidas de estos
seres.
El torrente de luz comenzó
a brillar a máxima potencia y desintegro a Arcan, convirtiendolo en una esfera
de luz que siguió ascendiendo para detonar en el punto más alto. La explosión
disipó todas las tinieblas y oscuridad del mundo, la vida de Arcan iluminaba el
nuevo mundo y inundaba los corazones de todos los magos, los Phantom y los
Dauroni con esperanzas. Tras unos segundos, toda luz se disipó.
Presidente:
La Organización de las Naciones Unidas aprueba por unanimidad la creación de una
bandera única que representará al planeta Tierra en las misiones espaciales. Se
levanta la sesión.
Drew:
¿Qué demonios ha pasado?
Frain:
¡Es imposible!
Tommy:
¡Yay! ¡Estamos en casa!
Freya:
Pero todo fue destruido por los Dauroni, ¿habrá sido un sueño?
Annie:
¿Un sueño? No puede ser, fue demasiado real.
Bill se metió la mano en el
bolsillo y sacó su pequeño diario donde había estado anotando todas sus
aventuras en Endalar. No había nada escrito desde la última operación de los
Phantom. Bill ojeó rápidamente todas las páginas y en la última se encontró con
un mensaje firmado por Zigael: "Gracias"
Bill sonrió y le enseñó el
mensaje al resto de miembros de los Phantom, que comenzaron a reírse a
carcajadas. "¡Vamos a comer Pizza para celebrar!" -Dijo Drew. Los
Phantom se levantaron de la mesa y salieron a celebrar su victoria.
Al llegar a casa, Bill se
sentó en la silla de su escritorio y escribió unas últimas palabras antes de
guardar el diario en un baúl para el resto de la eternidad.
"Ninguno de los
habitantes del planeta es consciente de lo cerca que la humanidad ha estado de
su extinción. Todos ellos viven felices ajenos al peligro que ha estado a punto
de acabar con nuestra historia. El sacrificio del archimago Arcan, ha
rebobinado el tiempo y nos ha transportado a nosotros hasta aquí, aunque
conservamos los recuerdos de aquellas aventuras.
La magia, esa misteriosa
fuerza que aparece en los cuentos de fantasía, tal vez no sea tan imaginaria
como creemos. Bajo nuestros pies hay un mundo que usa la magia como motor y no
conocen otra forma de vivir. Y encima de nosotros hay un mundo primigenio,
donde los dinosaurios han evolucionado y poseen inteligencia.
Magia, tecnología, vida
salvaje... tres opciones diferentes de vida pero ninguna de ellas es superior a
otra. Los 3 mundos pueden coexistir en paz, sin necesidad de destruirse
mutuamente. Es posible que nuestros destinos no vuelvan a cruzarse, pero dejo
en este diario para que aquel que lo encuentre tenga muy claro este mensaje:
La magia existe y está
mucho más cerca de lo que creemos."
FIN